"Si el infierno fuera el patrimonio de la inteligencia valerosa que lucha en nombre de la Razón y si el cielo estuviera reservado a la estupida temeridad que obedece al Misterio, las gentes de honor y corazón deberían ir todas al infierno, y este sería entonces el Cielo."
ELIPHAS LEVI martes, 21 de agosto de 2012
jueves, 9 de agosto de 2012
JOSE INGENIEROS - Claudio Tomassini Dibujo
Cuando pones la proa visionaria hacia una
estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de
perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte
misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para
grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás.
Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana.
Solo vives
por esa particula de ensueño que te
sobrepone a lo real. Ella es el lis de tu blasón, el penacho de tu
temperamento. Innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la
garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada por
Cristo y la hoguera encendida a Bruno; -cuando te abstraes en lo
infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne o un
discurso de Helvecio;- cuando el corazón se te estremece pensando en la
desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el
Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; - cuando tus sienes se
hielan de emoción al declarar una estrofa de Musset que rima acorde con
tu sentir;- y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios,
la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes,
inclinandote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de
Belleza.
Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no
sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad; ni gustan de
pasear con Dante, reír con Moliere, temblar con Shakespeare, crujir con
Wagner; ni enmudecer ante el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos
esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a
filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supremas sus
visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo real. Los
seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo
sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza
aparte en la humanidad: son idealistas.
Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sintiera poeta: el Ideal es un gesto del Espíritu hacia alguna Perfección
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Claudio Tomassini Dibujos y Retratos
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