viernes, 30 de enero de 2009

La Ciudad


Técnica: Acrílico sobre Tela
Tamaño: 120 cm x 90 cm

Cúmplenos más bien el papel de heraldos y forjadores de una futura reconciliación del hombre con la Ciudad; de una Ciudad renovada cuyos fundamentos re-ligadores sean aceptados en la humildad, en el amor, y nunca más en el orgullo racionalista de los "desmistificadores" de la Fe. Una Ciudad donde la prudencia de los sabios o gobernantes y su mandar responsable ahoguen la lógica impía del insensato y los "declives naturales" de su análisis demoledor.
Una Ciudad donde un nuevo sentir comunitario, y el fervor de la entrega y el espíritu heroico reemplacen en los corazones el ideal del confort y eso que Max Scheler llamó "el pacifismo conformista de las domesticadas reses modernas". Una Ciudad cuya sustancia otorgue sentido y maduración a las vidas que alberga; que oponga, en fin, al eterno ¿por que no? del "juglar de las ideas" la consistencia de sus muros y la re-ligación divina de sus cimientos.

"El Silencio de Dios"
RAFAEL GAMBRA

martes, 13 de enero de 2009

Amanecer Crepuscular (Serie La Villa) - Claudio Tomassini Pinturas


Técnica: Tiza Pastel y Tinta
Tamaño: 30 cm x 22,5 cm

El Basural (Serie La Villa) - Claudio Tomassini Pinturas


Técnica: Tiza Pastel y Tinta
Tamaño: 30 cm x 22,5 cm 

El Potrero (Serie La Villa) - Claudio Tomassini Pinturas


Técnica: Tiza Pastel y Tinta
Tamaño: 30 cm x 22,5 cm

Sueño en la Villa (Serie La Villa) - Claudio Tomassini Pinturas


Técnica: Tiza Pastel y Tinta
Tamaño: 30 cm x 22,5 cm

Lo que esperamos

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfinteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavia pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la seña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.

Pero, quizas, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
no cajas de caudales,
ni perchas desoladas,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
Ah! ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía,
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.





Infidelidad (boceto 32)

El Chimento (boceto 31)

Huyendo de tu mirada (boceto 30)

Mi deseo tu deseo (boceto 29)

El Velorio (boceto 28)

El Enfermo y la Enfermedad (boceto 27)

El Contagio (boceto 26)



Conciliación Obligatoria (boceto 25)

El Reclamo 2 El final (boceto24)

El Reclamo 1 el comienzo (boceto 23)