martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz Nuevo Año





























Existe una ley básica denominada Ley de Periodicidad o Ley de Ciclos, todos los Pueblos Antiguos conocían de esta, nuestros aborígenes le rinden tributo a través de la ceremonia a la Pachamama, esta ley rige toda la manifestación (“Todo en el Universo está en evolución y va desde lo más simple a lo más complejo y organizado, según tiempos y ritmos cíclicos”) ya sea la de un Logos Solar, por intermedio de un Sistema Solar, o la de un ser humano por medio de una forma humana. Esta Ley controla similarmente a todos los Reinos de la Naturaleza. (El mundo Natural se mueve en ritmos, secuencias, y ciclos – el paso de las estaciones, el movimiento de las Estrellas, la subida y el flujo de las mareas).

Cada vida manifestada tiene tres grandes Ciclos:

Nacimiento - Vida - Muerte

Involución - Evolución - Oscuración

Movimiento Inerte - Actividad - Movimiento Rítmico

Vida Tamasica - Vida Rajasica - Vida Sattvica

Hay un flujo y reflujo en toda la Naturaleza y en la marea del océano vemos la maravillosa representación de una Ley Eterna.

A medida que el ser se ajusta a las mareas de la vida, empieza a darse cuenta que existe un constante flujo, vitalización y estimulo, seguido por el reflujo inevitable y seguro de las inmutables leyes de la Fuerza.

La totalidad de la vida no tiene que estar concentrada en un violento y continuo periodo de trabajo, ni tampoco comprenderse como una eterna siesta. Tiene normalmente su propio latido rítmico y vibración y su propia y especial pulsación.

Alguna vidas cambian su ritmo y modo de actividad cada siete años otras cada nueve u once años. Aun otras actúan en ciclos más cortos con meses de enérgicos esfuerzos seguidos de meses de aparente inactividad. Algunas personas están tan sensiblemente organizadas que en medio del trabajo, acontecimientos y circunstancias, se ven forzadas a un retiro temporario en el que asimilan las lecciones aprendidas durante el precedente periodo de trabajo.

El crecimiento constituye un largo periodo de construcción, para una final destrucción, de organización para una posterior desorganización, de desarrollo de ciertos procesos rítmicos , a fin de romperlos y luego obligar al antiguo ritmo a que ceda su lugar a otro nuevo.


Que en este ciclo que comienza tengamos la capacidad y la valentía de distinguir  en que etapa de nuestras vidas nos encontramos parados, para así obrar en consecuencia a la misma abandonando viejas estructuras que nos limitan para continuar en el camino. Feliz nuevo ciclo, feliz nueva oportunidad de crecer y de ser mejores personas y de esta forma contribuir con nuestro pequeño aporte al bien común teniendo como herramienta la buena voluntad y la Fraternidad.

























Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936)






































Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98.

Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.

Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa.

Sin embargo, las contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento actuaron impidiendo el desarrollo de un sistema coherente, de modo que hubo de recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910), Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913).

El primero de los libros fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".

Sin embargo, estas obras no parecían abarcar, desde su punto de vista, aspectos íntimos que formaban parte de la realidad vivencial. De aquí que literaturizase su pensamiento primero a través de un importante ensayo sobre dos personajes clave de la literatura universal en la Vida de don Quijote y Sancho (1905), obra en la que, por otra parte y en flagrante contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad.

El siguiente paso fue la literaturización de su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca."

Su narrativa progresó desde sus novelas primerizas Paz en la guerra (1897), y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como autobiográfico, si bien no tiene que ver con hechos de su vida, sino con su biografía espiritual y su visión esencial de la realidad: con la afirmación de su identidad individual y la búsqueda de los elementos vinculantes que fundamentan las relaciones humanas.

En ese sentido, sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia.

Su producción poética comprende títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933).

Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco".

Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Jubilado desde 1934, sus manifiestas antipatías por la República española llevaron dos años más tarde al gobierno rebelde de Burgos a nombrarlo nuevamente rector de la universidad de Salamanca, pero fue destituido a raíz de su pública ruptura con el fundador de la Legión. En 1962 se publicaron sus Obras completas y en 1994 se dio a conocer la novela inédita Nuevo mundo.

Dolor Común

Cállate, corazón, son tus pesares 
de los que no deben decirse, deja 
se pudran en tu seno; si te aqueja 
un dolor de ti solo no acíbares 

a los demás la paz de sus hogares 
con importuno grito. Esa tu queja, 
siendo egoísta como es, refleja 
tu vanidad no más. Nunca separes 

tu dolor del común dolor humano, 
busca el íntimo aquel en que radica 
la hermandad que te liga con tu hermano, 

el que agranda la mente y no la achica; 
solitario y carnal es siempre vano; 
sólo el dolor común nos santifica.


Henri Matisse

1869 

Nace en Le Cateau (Francia) Henri Matisse, pintor francés y uno de los máximos exponentes del impresionismo. (Hace 144 años)


Cándido López


















1902 

Muere en Baradero (provincia de Buenos Aires) Cándido López, notable pintor que documentó con precisión escenas de la guerra del Paraguay. Nació en Buenos Aires el 29 de agosto de 1840. 

Cuando se habla de la historia del arte argentino, siempre se nombra a los mismos "popes", olvidándose o dejando en segunda o tercera fila a otros grandes artistas. Un claro ejemplo de ello es Cándido López (1840-1902), nacido en Buenos Aires, que, al no participar de las características generales de sus contemporáneos, está considerado como un artista marginal. Estudió en el taller del italiano Baldesarre Verazzi -pintor y muralista- y con el argentino Carlos Descalzo -retratista y fotógrafo-. 

Precisamente, se asoció al fotógrafo Juan Soulá, con quien recorrió, entre 1859 y 1863, los pueblos de Mercedes, Bragado, Chivilcoy, Luján y Carmen de Areco, en donde realizó retratos al daguerrotipo y algunas pinturas, entre ellas el retrato al óleo realizado en 1862 al general Mitre. 

López recién fue aceptado como pintor 69 años después de su muerte. En 1963, sus descendientes le donaron al Museo Nacional de Bellas Artes una colección de cuadros de batallas pintados entre 1891 y 1902 y un autorretrato de 1858. Pero la donación recién fue aceptada cinco años después y presentado al público en 1971; el interés que el autorretrato produjo consiguió variar sustancialmente el concepto artístico que se tenía de él. Cosas del arte, como quien diría.

Al estallar la Guerra de la Triple Alianza, en 1865, López se enroló en el Batallón de Voluntarios de San Nicolás con el grado de teniente 2º. Participó en varias batallas y el 22 de septiembre de 1866, en la batalla de Curupaytí, un casco de granada le despedazó la muñeca derecha: los primeros auxilios los realiza en Curuzú, el Dr. Lucilo del Castillo. Es llevado a Corrientes y trasladado al Hospital de Sangre, donde para evitar una incipiente gangrena continúa y le realizan una amputación arriba del codo. Esto lo obligó a educar su mano izquierda, con la cual plasmó en el lienzo todos los apuntes que había realizado a lápiz: croquis de uniformes, paisajes, batallas, campamentos con descripciones tan detalladas que más que pinturas parecen partes de batalla. La primera obra realizada por López con su mano izquierda, es Rancho donde vivía el Dr. Lucilo del Castillo en el Campamento de Tuyutí, se la regaló a su médico.

Para realizar las escenas de batallas, movimientos de tropas, desembarcos y la vida en los campamentos, utilizó un formato de lienzo muy particular, muy apaisado en una proporción de uno a tres (40 por 105 cm. -41 por 106cm.), lo que le permitía una narración al máximo detalle de acciones múltiples y simultáneas, como así también optó por puntos de vista elevados, lo que hace extender aún más la profundidad de las perspectivas y de esta manera poder desarrollar las acciones bélicas en superficies de terreno que se prolongan extensas, hasta la línea de horizonte, siempre ubicadas en la parte superior de la obra.

Su idea original era realizar al menos 90 cuadros de batallas pero alcanzó a pintar 58; en ellos vemos al 1er Cuerpo del Ejército Argentino pasar por el río Corrientes, cruzar el arroyo San Joaquín, el velatorio del primer soldado muerto perteneciente al Batallón de Guardias Nacionales de San Nicolás, los campamentos en Uruguayana, en Empedradro, en las costas del Paraná frente a Itapirú; las batallas de Tuyutí, Yataytí, Corá, Boquerón, Curupaytí, etcétera. También hay una descripción minuciosa con detalles miniaturistas de los uniformes de cada uno de los batallones de la Alianza como así también del ejército paraguayo, de las armas utilizadas, de las tareas que se realizaban en los campamentos, los preparativos para cruzar un río e infinidad de situaciones. 

Mitre escribió de su obra: "Sus cuadros son verdaderos documentos históricos por su fidelidad gráfica y contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan". Sin embargo, pasarán muchos años para que al "manco de Curupaytí" se lo reconozca como artista; también hoy habría que reconocerlo como uno de los primeros reporteros gráficos de nuestra historia. 

El 22 de septiembre de 1872 se casa con Emilia Magallanes, con quien tiene 12 hijos; en 1880 se establecen en un campo de Carmen de Areco, que pertenecía a la familia de su esposa, y se dedica a tareas agrícola-ganaderas, pero sin abandonar sus actividades pictóricas. Sus últimos años los pasó trabajando entre Buenos Aires y Merlo, realizando naturalezas muertas (algunas firmadas como Zepol, invirtiendo las letras de su apellido) y algunos otros motivos.

En marzo de 1885 se inaugura en el Club de Gimnasia y Esgrima la muestra de 29 pinturas al óleo que representan distintos episodios de la Guerra de la Triple Alianza. En 1887, agobiado por la pobreza, le escribe a Mitre pidiéndole que el Superior Gobierno le compre algunas obras y éste, interesándose no sólo como amigo sino como camarada de armas, publica el Catálogo descriptivo de la Colección de cuadros históricos; en septiembre de ese año, el Gobierno adquiere las 29 obras con destino al Museo Histórico Nacional. 

Cándido López no sólo fue contemporáneo de pintores como Eduardo Sívori, Ángel Della Valle y Ernesto de la Cárcova, sino que vivió durante los años en que se organizó la escena artística nacional con el surgimiento de la crítica especializada, la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, el Museo Nacional de Bellas Artes, las galerías, las exposiciones, etcétera. Sin embargo, al permanecer ajeno a esta explosión del medio artístico, trabajando en su obra, no fue tenido en cuenta como artista y, como es normal en el arte, no pudo gozar del reconocimiento de sus pares, de la gloria de su arte, del abrazo del público. En fin, su reconocimiento llegó demasiado tarde. 






lunes, 30 de diciembre de 2013

Armando Villegas (Perú) en 1926 - fallecido el 29 de diciembre de 2013 en Bogotá







































Reconocido artista nacido en Pomabamba (Perú) en 1926 y fallecido el 29 de diciembre de 2013 en Bogotá. 

Residió en Colombia desde 1951. Es considerado como una de las figuras más representativas de la plástica latinoamericana. Perteneciente al grupo, que según Marta Traba, introdujo la contemporaneidad artística en Colombia (al lado de Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, Enrique Grau, Alejandro Obregón y Guillermo Wiedemann), cultivó con igual fervor el abstraccionismo y el arte figurativo, además de dedicar durante la última década su esfuerzo a la creación de un millar de esculturas elaboradas con material desechable, proponiendo así desde tres orillas distintas el vigor de su arte, siempre tocado por sus raíces ancestrales. 
Villegas fue finalista del Premio Príncipe de Asturias 2013 y recibió importantes reconocimientos por su aporte artístico. Realizó exposiciones individuales en numerosos países, combinando siempre su infatigable labor creativa con su pasión por la pedagogía, ejercida en las más importantes universidades colombianas. Como gestor cultural se le debe el sueño y la ejecución del Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta.
Fue director de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia.







domingo, 29 de diciembre de 2013

Serie Cosmogénesis Kundalini Cósmico - Claudio Tomassini Pinturas












































Técnica: Mixta
Tamaño: 80 cm x 60 cm 

David Alfaro Siqueiros









































1896 

Nace David Alfaro Siqueiros, importante muralista mexicano.


Jacques Louis David (París, 1748 - Bruselas, 1825)


Pintor francés. Comenzó su formación con Boucher, un pariente lejano, y la completó con Vien, con quien viajó a Roma en 1776, después de haber obtenido el año anterior el Prix de Rome con Antíoco y Estratonice. Su estancia en Italia resultó decisiva, no sólo porque le permitió entrar en contacto con los clásicos, sino también porque lo sumergió en el clima artístico de la época, caracterizado por la difusión de los escritos de Mengs y Winckelmann que dieron origen al neoclasicismo.


Abrazó con convicción la nueva tendencia y llegó a convertirse en uno de los principales protagonistas del neoclasicismo europeo. Para David, el neoclasicismo fue el vehículo para oponerse a la frivolidad del rococó y superarla, y también para exaltar a través de la pintura unos ideales éticos, como la honestidad o el triunfo del sentido del deber, y ello hasta tal punto que en su obra el regreso a los ideales del clasicismo está al servicio de finalidades éticas, lo que resulta evidente en la mayoría de los temas elegidos.

En 1784, El juramento de los Horacios lo consagró como un gran maestro de la pintura; el rigor compositivo, la solemnidad y la intransigente subordinación del color al dibujo constituyen toda una exaltación de los ideales del neoclasicismo. Desde entonces hasta su muerte, fue una figura reconocida.

Participó activamente en la Revolución Francesa (fue diputado y organizador cultural) y después de un breve paso por la cárcel se convirtió en pintor oficial de Napoleón, del que realizó excelentes retratos, con particular mención para La coronación de Napoleón y Napoleón cruzando los Alpes. De sus obras del período revolucionario son emblemáticas el inacabado Juramento del Jeu de Paume y Marat asesinado, que forma parte de una trilogía de exaltación a los héroes de la Revolución. Tras la caída de Napoleón, se exilió en Bruselas, donde nunca consiguió superar sus creaciones anteriores.

Tomás Bretón (Tomás Bretón Hernández; Salamanca, 1850-Madrid, 1923)






































Compositor y director de orquesta español. Hijo de una humilde familia y huérfano de padre a los dos años, pudo, a costa de grandes sacrificios, empezar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Eloy de su ciudad natal. Discípulo de Emilio Arrieta en el Conservatorio de Madrid, durante su juventud se ganó la vida tocando el violín en diversas orquestas y cafés.


En 1875 estrenó con gran éxito su primera tentativa operística, Guzmán el Bueno. En la década de 1880 prosiguió su formación en Roma, Milán, Viena y París. A su regreso a España, dirigió la Orquesta de la Sociedad de Conciertos, con la que realizó una valiosa labor en la introducción del repertorio sinfónico europeo.

Como compositor, e influido por la corriente nacionalista en boga en otros países europeos, apoyó decididamente la causa de la ópera española con títulos como Los amantes de Teruel (1889) y La Dolores (1894), ninguna de las cuales ha obtenido el éxito de La verbena de la Paloma. Por una de esas paradojas que se dan a veces, Tomás Bretón, que durante toda su vida luchó por la creación de una ópera nacional española, hoy día es recordado por una obra que él consideraba menor, La verbena de la Paloma (1894), uno de los retratos musicales más acabados y llenos de vida del Madrid de finales del siglo XIX.

En 1895 estrenó la ópera La Dolores sobre un libreto de Feliu y Codina. Luego de triunfar clamorosamente en Madrid y Barcelona, esta obra fue aplaudida en Portugal, Viena, Praga y otros escenarios de Europa y América. El propio autor la dirigió en el teatro Colón de Buenos Aires en 1910. Anteriormente había dirigido algunos conciertos en el St. James Hall de Londres. Compuso además obras corales, de cámara e instrumentales.

Pau o Pablo Casals (El Vendrell, España, 1876-San Juan, Puerto Rico, 1973)





































Violoncelista, director de orquesta y compositor español. El nombre de Pau Casals está indisolublemente unido a un instrumento músico, el violoncelo. No obstante, fue algo más que un prodigioso violoncelista: buen pianista, además de director de orquesta y apreciable compositor, fue uno de los primeros que supo conciliar la tradición virtuosa del Romanticismo con un creciente respeto a la partitura. Más aún, en su caso quizá sea más importante el hecho de que su gran talla como intérprete se viera correspondida con su calidad humana, representada por su incansable labor en pro de la democracia, las libertades y los derechos de los pueblos.


Hijo de un modesto organista y profesor de música de la parroquia de El Vendrell, Casals se inició pronto en el arte musical, aunque no fue sino hasta una edad relativamente tardía, los once años, cuando oyó por vez primera el sonido de un violoncelo. A partir de ese momento, no tuvo ninguna duda sobre su vocación.

Tras estudiar en Barcelona y Madrid, se consagró rápidamente como violoncelista en el ámbito internacional. Su exquisita concepción del fraseo, su perfecta afinación y su prodigiosa técnica, le hicieron triunfar ante los auditorios más exigentes, como los de Londres, París o Viena, al lado de las más grandes orquestas, batutas e intérpretes. Con dos de éstos, el violinista Jacques Thibaud y el pianista Alfred Cortot, constituyó a partir de 1905 un trío mítico.

Paralelamente a su actividad como solista, el músico empezó a prodigarse como director de orquesta, fundando en Barcelona, en 1920, la Orquesta Pau Casals. La derrota de la causa republicana en la guerra civil española, a la que se había adherido, le obligó a exiliarse.

De su producción como compositor cabe destacar el oratorio El pessebre (1960), el Himno a las Naciones Unidas (1971) y, por encima de todo, El cant dels ocells, una emotiva pieza que toma su melodía de un tema popular catalán.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Mercedes Sosa y René Pérez- "Canción para un niño en la calle"

A esta hora exactamente, 
hay un niño en la calle... 

¡Hay un niño en la calle!

Es honra de los hombres proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate
poniéndole una estrella en el sitio del hambre.

De otro modo es inútil, de otro modo es absurdo
ensayar en la tierra la alegría y el canto,
porque de nada vale si hay un niño en la calle. 


Todo lo tóxico de mi país a mí me entra por la nariz.
Lavo auto, limpio zapato, huelo pega y también huelo paco
Robo billeteras pero soy buena gente, soy una sonrisa sin dientes
Lluvia sin techo, uña con tierra, soy lo que sobró de la guerra
Un estómago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el frío
El mejor guía turístico del arrabal por tres pesos te paseo por la capital
No necesito visa para volar por el redondel porque yo juego con aviones de papel
Arroz con piedra, mango con vino y lo que falta me lo imagino

No debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como un ala en la mano
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándonos el pecho con un ala cansada.

No debe andar la vida, recién nacida, a precio,
la niñez arriesgada a una estrecha ganancia
porque entonces las manos son inútiles fardos
y el corazón, apenas, una mala palabra.

Cuando cae la noche duermo despierto, un ojo cerrado y el otro abierto
Por si los tigres me escupen un balazo mi vida es como un circo pero sin payaso
Voy caminando por la zanja haciendo malabares con cinco naranjas
Pidiendo plata a todos los que pueda en una bicicleta en una sola rueda
Soy oxígeno para este continente, soy lo que descuidó el presidente
No te asustes si tengo mal aliento, si me ves sin camisa con las tetillas al viento
Yo soy un elemento más del paisaje los residuos de la calle son mi camuflaje
como algo que existe que parece de mentira, algo sin vida pero que respira

Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños que viven en la calle
y multitud de niños que crecen en la calle.

Yo los veo apretando su corazón pequeño,
mirándonos a todas con fábula en los ojos.
Un relámpago trunco les cruza la mirada,
porque nadie protege esa vida que crece
y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.

Oye: a esta hora exactamente hay un niño en la calle
Hay un niño en la calle




Ernesto de la Cárcova (Buenos Aires, 1866 - 1927)





















Sin Pan y Sin Trabajo





Poco después de 1878, año de la fundación de la Academia de la Sociedad Estímulo de Buenos Aires, de la Cárcova comienza allí su formación artística bajo la dirección de Francesco Romero. En 1885 parte a estudiar en la Academia Albertina de Turín. En el Salón turinés de 1890 el rey Umberto I adquiere una de sus obras: el pastel Cabeza de viejo. De allí viaja a Roma, donde entra en contacto con la obra de Antonio Mancini y Giacomo Grosso. Su paso por París, alternado con su estadía en Roma, es breve.
Ya en Buenos Aires, en 1894 se incorpora al Centro Obrero Socialista, derivado de la Agrupación Socialista que había comenzado a publicar, a comienzos de año, el periódico La Vanguardia. Ese mismo año es jurado del segundo Salón del Ateneo, en el que exhibe Sin pan y sin trabajo, una gran obra proyectada en Roma y terminada en Buenos Aires que, a pesar de ser celebrada por la prensa como una de las más notables de la exposición, no encuentra comprador en ese momento. Sin embargo, forma parte de las primeras adquisiciones hechas por Eduardo Schiaffino para el Museo Nacional de Bellas Artes, abierto en 1896, y más tarde recibe un “Gran premio” en la exposición de Saint Louis de 1904 en los Estados Unidos, a la que concurren más de 20 millones de espectadores. La prensa internacional se hace eco del éxito de la pintura y de su temática social, a tono con los conflictos obreros que para esa época arreciaban en las ciudades industrializadas del globo. Con todo, de la Cárcova no sigue cultivando esta temática. El regreso a Buenos Aires, con su limitado mercado artístico y la estrechez de miras de la burguesía que podía oficiar de potencial clientela, definen una trayectoria artística formada por retratos, naturalezas muertas y hasta algunos desnudos de corte simbolista, muy alejados de aquella gran pintura inaugural despreciada, en su momento, por la prensa socialista local. “Hay en Ernesto de la Cárcova un dandy y un socialista”, había dicho Rubén Darío. De esas dos facetas vence en él la primera, lo que lo hace ser recordado como una de las personalidades más distinguidas y refinadas de su generación.
Apoya con su actividad docente la formación de La Colmena Artística, una agrupación de pintores, la mayoría de ellos españoles, que procuran generar espacios de reunión y exhibición alternativos al Ateneo.
De la Cárcova es el primer director de la Academia Nacional de Bellas Artes, nacida cuando la Escuela de Bellas Artes, fundada por la Sociedad Estímulo, es nacionalizada en 1905. Renuncia al cargo en 1908, luego de algunos meses de conflicto generados por la Ingerencia de la Comisión Nacional de Bellas Artes sobre la Academia. Reemplazado por Pío Collivadino, recibe expresivas manifestaciones de apoyo de los estudiantes, que en su mayoría desaprueban el cambio.
Entre 1909 y 1919 se desempeña como Director del Patronato de Becados Argentinos en Europa. En 1923 se hace cargo de la dirección de la Escuela Superior de Bellas Artes, que se establece cerca del balneario municipal y que, por la libertad que allí reinaba bajo su mandato, fue conocida como “el balneario” o “el paraíso”.
Lleva adelante una intensa actividad pública. Por tres períodos es miembro del Honorable Consejo Deliberante de Buenos Aires. También integra las comisiones de los monumentos al general Alvear, general Mitre, y a la Independencia, entre otros. Es el creador de los premios municipales a la mejor fachada y se le encarga la adquisición de obras de arte en Europa para el embellecimiento de la ciudad de Buenos Aires. Es además oficial de la Legión de Honor francesa.
Se destaca su labor como medallista, realizando varias piezas para el Centenario de 1910, y la que es utilizada hoy como logotipo de la Universidad de Buenos Aires.
Al morir, su figura había adquirido una dimensión que puede medirse por la cantidad de asistentes ilustres a su entierro –entre ellos el presidente Marcelo T. de Alvear– y por los muchos homenajes que se le rinden.
Se conserva obra suya en el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo "Rosa Galisteo de Rodríguez" en Santa Fe, Museo de Paraná, Museo “Juan B. Castagnino” de Rosario, entre otras instituciones.



viernes, 27 de diciembre de 2013

"La Gran Invocación: Origen y Significado"

















Marlene Dietrich (Marie Magdalene Dietrich; Berlín, 1901 - París, 1992)
















Actriz cinematográfica alemana. Hija de un policía y de una dama de buena cuna, desde muy pequeña recibió una formación muy severa que cuidaba tanto sus modales y educación como su manera de vestir. Esta formación y sus aptitudes musicales la introdujeron en el mundo del cine como miembro de orquestas que acompañaban a las proyecciones de cine mudo.


Con apenas 19 años (en este momento ya se presentaba como Marlene, apelativo que surgió de la fusión de su verdadero nombre, Marie Magdalene) fue rechazada por el director teatral Max Reinhard cuando intentó entrar en la Deutsche Theaterschule, aunque dos años más tarde lo conseguiría, y durante un tiempo alternó sus clases con breves apariciones en otros espectáculos y algunas películas dirigidas por Georg Jacoby (Los hombres son como esto, 1922) o William Dieterle (Un hombre al borde del camino, 1923), entre otros.

Se casó con Rudolf Sieber en 1924, tras conocerse en el rodaje de Tragedia de amor, de Joe May, y comenzó a ser reclamada para diversos papeles por directores como George W. Pabst (Bajo la máscara del placer, 1925), Alexander Korda (La moderna Du Barry, 1926) y Gustav Ucicky (Cuando la mujer pierde su camino, 1927).

Sin duda, el momento más importante de su carrera tuvo lugar cuando Joseph von Sternberg la llamó para interpretar el papel de Lola-Lola en El ángel azul (1930), una de las películas más importantes de ambos y de la historia del cine; una historia sobre la decadencia humana en la que Marlene/Lola demuestra una pasión encendida para todos los que se mueven a su alrededor.

El éxito y la popularidad que alcanzó tras el estreno de la película la llevó a Hollywood, en donde la Paramount la contrató para intervenir en Marruecos (1930) al lado de Gary Cooper, el galán del estudio. Fueron dirigidos por Sternberg, quien la tuvo a sus órdenes en otras cinco películas más, cubriendo una de las etapas más interesantes de sus respectivas carreras y convirtiéndola, asimismo, en una de las actrices más taquilleras de la década de los treinta.

Si en cada uno de sus nuevos trabajos Sternberg supo descubrir en su actriz algún detalle diferente, el público la buscó siempre encantado por su deslumbrante presencia y su mágica expresión, sorprendiéndose con personajes como el de Shanghai Lily en El expreso de Shanghai (1932). Fueron unos años de creciente popularidad que finalizaron con la separación artística del director y la actriz.

Tras este idilio creativo, Marlene inició una nueva etapa en la que trabajó con directores como Frank Borzage (Deseo, 1936), Richard Boleslawski (El jardín de Alá, 1936; por este trabajo cobró uno de los salarios más altos del momento) y Ernst Lubitsch (Angel, 1937). A lo largo de los años cuarenta trabajó en todo tipo de producciones, especialmente en westerns como Arizona (1939), de George Marshall, o Los usurpadores (1942), de Ray Enright, junto a James Stewart y John Wayne.

Antes de la Segunda Guerra Mundial obtuvo la nacionalidad estadounidense, gesto que le hizo participar activamente en la venta de bonos y formar parte de las comitivas de artistas que se desplazaron al frente durante la contienda. A lo largo de los años cincuenta sus apariciones en cine fueron más esporádicas; apenas destacan sus trabajos en Pánico en la escena (1950), de Alfred Hitchcock, y Encubridora (1952), de Fritz Lang, uno de su western más especiales.

Sus apariciones posteriores dejaron la impresión agridulce de quien supo dar todo lo mejor de sí en papeles en donde la belleza, marchita ya por el paso del tiempo, transmite una cierta añoranza de tiempos mejores. Es así como se recuerda su trabajo, siempre efectivo, en Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder; Sed de mal (1958), de Orson Welles; y ¿Vencedores o vencidos? (1961), de Stanley Kramer. En los primeros años sesenta decidió abandonar prácticamente el mundo del cine, dedicándose con intensidad a la música, actuando en directo y grabando numerosos discos tanto en Europa como en Estados Unidos.

Marlene Dietrich se convirtió en uno de los mitos del cine, y como tal fue reverenciada por muchos espectadores que acudieron en masa a ver todas sus películas; fue una actriz con gran variedad de registros expresivos que engrandeció con sus canciones y actuaciones de baile. Por su fascinante personalidad (arrolladora en muchos instantes de su vida), se convirtió en la mujer fatal arrebatadora y enigmática que, más allá de representar en sus papeles, interpretaba durante su propia vida. Sus hermosas piernas y la voz ronca han quedado como iconos (visuales y sonoros) representativos de una trayectoria que se movió en los márgenes de un romanticismo abocado, irremediablemente, a la fatalidad.