jueves, 26 de noviembre de 2015

Noriel Vilela






























Noriel Vilela (- 20 de enero de 1975) fue un cantante con una voz de bajo profundo Río.
Noriel Vilela (Vilela Arantes Aonoriel) hizo su carrera como miembro del grupo vocal de samba Ebony Singers, que tuvo cierto éxito en los años 1950. Vilela también lanzó el álbum en solitario Aquí ome en 1968.
La voz del cantante es un bajo profundo con una sola dicción de samba. Su segundo álbum Aquí está OME es una sucesión de bandas sambalanço con fuertes especias africano, no sólo en el sonido, sino también en temática, centrada en la Umbanda.
Noriel Vilela murió el 01/20/1975, después de 39 años en el Hospital de Bonsucesso - Río de Janeiro, víctima de la leucemia, agravada por una profunda anemia. (Fuente: El Diario Fluminense, de 21.1.1975). En ese momento, los cantantes de ébano disueltas por un tiempo, hasta que encuentren un sustituto adecuado para el cantante.
Uno de los grandes éxitos de Vilela fue la canción "Sixteen Tons", una versión para el portugués en un clásico del pop-country-folk americano de los años 1940, "Dieciséis toneladas" Ernie Ford y Merle Travis. En 2014 los holandeses cervecera Heineken utiliza la versión de Brasil en un anuncio comercial [1]. La banda Paulista Funk Como Le Gusta versión del Vilela volvió a grabar, tratando de jugar incluso su voz profunda, el álbum Funk rueda.
Vilela actualmente goza de un renacimiento del culto entre los admiradores de sambalanço y su nombre es fácilmente localizable en las redes de intercambio de archivos de Internet.



Adolfo Pérez Esquivel




























Adolfo Pérez Esquivel (Buenos Aires, Argentina, 26 de noviembre de 1931) es un activista argentino destacado como defensor de los Derechos Humanos y del Derecho de Autodeterminación de los Pueblos; defensor de la no-violencia y de la lucha pacífica por la justicia y la libertad, así como proponente de la teología de la liberación.
En 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos por medios no-violentos frente a las dictaduras militares en América Latina. En su discurso de aceptación1 le afirmó al mundo que no lo asumía a título personal sino "en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad".
Es presidente del Consejo Honorario del Servicio Paz y Justicia América Latina, presidente ejecutivo del Servicio Paz y Justicia Argentina, de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires, de la Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, de la Academia Internacional de Ciencias Ambientales, de la Fundación Universitat Internacional de la Pau de San Cugat del Vallés (Barcelona), y del Consejo Académico de la Universidad de Namur, Bélgica. También es miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos, del Comité de Honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz, del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, del jurado del Premio de Fomento para la Paz “Felix Houphouet Boigny” de la UNESCO, del programa de educación internacional "Peacejam", del Consejo Mundial Proyecto José Martí de Solidaridad Mundial, del Consejo Asesor del Canal Telesur y del Consejo Directivo del Instituto Espacio para la Memoria (IEM).
Nació el 26 de noviembre de 1931 en Defensa y Humberto Primo, pleno corazón del barrio San Telmo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.), Argentina. Su padre, Cándido Pérez, era inmigrante español que trabajaba de pescador en su Pontevedra natal. Su madre Mercedes Esquivel, hija de una india guaraní, murió cuando él era todavía una criatura.
Al no poder mantener reunida a la familia, su padre decidió buscar ubicación para sus cuatro hijos. Buena parte de su infancia la vivió como pupilo en el Patronato Español de Colegiales (C.A.B.A) cuando su padre se volvió a España. Ahí comenzó su amor hacia la escultura y donde aprendió a tallar la madera. También vivió un tiempo con su abuela Eugenia, que hablaba guaraní pero casi nada de castellano, en Haedo, Provincia de Buenos Aires. De ella aprendió mucho sobre la historia y la sabiduría de los Pueblos Originarios. Luego volvió a reunirse con su familia y todos se fueron a vivir a una casa del barrio de San Telmo donde culminó el tramo fundamental de su educación primaria con los Franciscanos, en el colegio que la orden regenteaba en Defensa y Moreno (C.A.B.A.).
Esquivel comenta que con el tiempo comenzó a entender su formación religiosa de una nueva forma:2 "Yo tuve que hacer toda una relectura del Evangelio, redescubrir la dimensión espiritual a través de lecturas y conversaciones. Pero la fe no la podemos vivir sectariamente, sino que tenemos que compartirla".
Empezó a trabajar a los once o doce años: "Éramos muy pobres, así que muchas veces me acostaba sin comer. Otras, el boliche nos tenía que fiar un café con leche. Para no acostarme con la panza vacía había que trabajar. Vendí diarios en el tranvía, después fui cadete de oficinas, peón de jardinería, y más tarde, me dediqué a proyectitos de instalación de negocios hasta que pude vender algún cuadrito".
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano, que en ese momento estaba en la calle Cerrito, cerca de Retiro (Buenos Aires). Escuela en la cual después sería profesor.
La etapa de adolescente fue particularmente activa en los grupos juveniles preocupados por insertar su inclinación cultural en la realidad. El mismo recuerda: "Tratábamos de hacer exposiciones, ir a las barriadas, hacer participar a los chicos. Hicimos muestras en fábricas y tratamos de que los obreros comenzaran a expresarse, a hacer sus propias obras".
A su esposa, Amanda Guerreño, la conoció a los 15 años, porque era amigo de su hermano. Juntos estudiaron en la Universidad Nacional de La Plata, donde ella se recibió de profesora superior de piano y composición y él como pintor y escultor.
Respecto al contexto social Adolfo Pérez Esquivel destacaba: "...había una participación juvenil intensa, y tratábamos de aprovechar lo que nos parecía mejor. Lo que no nos gustaba también lo decíamos, pero no nos guiábamos por una cuestión ideológica. No teníamos tiempo porque trabajábamos todo el día y estudiábamos de noche".
En la década del sesenta comenzó un trabajo con organizaciones y movimientos latinoamericanos cristianos de base. Posteriormente participó como líder en los movimientos de no-violencia y en 1973 fundó el periódico "Paz y Justicia" para difundir dicha filosofía y continuar apoyando la organización de grupos de base con sectores populares.
La violencia desatada en todo el continente latinoamericano y las graves violaciones de los derechos humanos, lo llevaron a asumir compromisos y responsabilidades con otros grupos y movimientos cristianos de otras partes del continente.
En 1974, en Medellín, Colombia, se le designó como coordinador general del Servicio Paz y Justicia para América Latina, compuesto por grupos y movimientos que trabajaron para lograr la liberación por medios no-violentos. Estos grupos, integrados ecuménicamente por religiosos, laicos, campesinos, indígenas, sectores populares, organizaciones de base, intelectuales, preocupados por la situación de sus países, buscaron articular acciones y políticas comunes frente a la violencia y opresión, generando alternativas y respuestas dentro de los espacios cada vez más restringidos y reprimidos de la sociedad. En la mayoría de los países latinoamericanos se impusieron cada vez más las dictaduras militares y se cometieron crímenes políticos de secuestro y desaparición forzada de personas
En 1975, Adolfo Pérez Esquivel fue detenido y encarcelado por la policía militar de Brasil en el aeropuerto de Sao Paulo, junto a la Dra. Hildegard Goss-Mayr, del Movimiento Internacional de la Reconciliación. Fue encarcelado en 1976 en Ecuador junto con obispos y religiosos latinoamericanos y estadounidenses.
Con el golpe de estado militar de Jorge Rafael Videla en Argentina, en 1976, y con la represión sistemática posterior, contribuyó a la formación y financiación de los enlaces entre organizaciones populares para defender los Derechos Humanos y apoyar a los familiares de las víctimas de la Dictadura. El Servicio Paz y Justicia, que él co-fundó, evolucionó en este contexto y sirvió como instrumento para la defensa de los derechos humanos promocionando una campaña internacional para denunciar las atrocidades cometidas por el régimen militar. En el año 1975 contribuye a fundar la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Posteriormente colaborará en la constitución de organismos de derechos humanos de familiares de las víctimas de la represión como fueron Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas.
En agosto de 1977, fue detenido en Buenos Aires, en el Departamento Central de la Policía Federal Argentina. Fue encarcelado y torturado, sin haberse hecho proceso judicial alguno, y fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo. Más tarde declararía haber sobrevivido un vuelo de la muerte.3 La violenta represión, secuestros y asesinatos que llevaron a cabo las dictaduras de Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia, Chile y Argentina, junto al accionar de grupos para-policiales y paramilitares, generaban un estado de angustia y de zozobra en los pueblos, al igual que en otros países del continente.
Permaneció en prisión 14 meses y en libertad vigilada otros 14 meses. Durante su prisión recibió el Memorial de la Paz Juan XXIII, otorgado por Pax Christi International, entre otros reconocimientos internacionales. El Servicio Paz y Justicia, entre otras organizaciones, fue una organización de apoyo y defensa de los Derechos Humanos, y desarrolló una fuerte campaña internacional para denunciar las atrocidades de las dictaduras militares en el continente y el país. Esta actividad tiene como consecuencia la represión hacia el Servicio Paz y Justicia, tanto en Argentina como en otros países.
Pérez Esquivel en 1983.
En 1980, Esquivel fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos en América Latina. Al recibir esta distinción declaró no recibirlo como un título personal sino "…en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad". Esquivel ha expresado claramente que su trabajo de ninguna forma es individual, sino que hay mucha gente desconocida que ha estado trabajando por la justicia y la libertad, de una forma colectiva.
Después del premio, Esquivel recorrió todos los países latinoamericanos aquejados por sus dictaduras y continuó su trabajo en Argentina y diversos países. Su labor continúa hasta el día de hoy en defensa de la vida, la Educación para la Paz, los Derechos Humanos, los campesinos, los necesitados y los Pueblos latinoamericanos.
Actualmente, además de ser Presidente del Consejo Honorario del Servicio Paz y Justicia Latinoamericano y de la Comisión Provincial por la Memoria, es Presidente de la Liga Internacional para los Derechos Humanos y la Liberación de los pueblos, con base en Milán, Italia, y miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos. Es miembro del Comité de Honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz. Es también presidente honorífico de la Fundación Universitat Internacional de la Pau de Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Y desde el 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en el mundo, aun con el riesgo de su propia vida.
Gracias a su iniciativa se iniciaron procesos penales contra la dictadura militar argentina en Italia, España y Alemania. Luego de la Ley Nº 25.779 de nulidad de la Ley de Obediencia Debida y Punto Final del año 2003, también pudo continuar con el juicio que inició en 1984 al dictador Jorge Rafael Videla y otros represores en la misma Argentina: "Tenemos que fortalecer las instancias jurídicas para que esto no vuelva a ocurrir nunca más. Este juicio en Córdoba es muy emblemático. La Argentina avanzó quizá más que ningún país a nivel internacional. El juicio de Núremberg fue un tribunal ad hoc, aquí no. Aquí está en funcionamiento, y eso es lo que hay que valorar, es la justicia Argentina a través de un estado de derecho".
A lo largo de su carrera, Adolfo ha ayunado varias veces para pedir por la paz y por la ayuda en diversas cuestiones sociales.
En 2013 acudió junto con Natty Petrosino a una reunión frente a más de 500 personas, con motivo del primer "Congreso Callejero por la Paz", en Mar de Plata
Según el abogado católico Emilio Mignone, «Adolfo Pérez Esquivel es un cristiano católico comprometido y un hombre de bien». «Se inspira en los principios cristianos, con aportes de Mahatma Gandhi y Martín Luther King. Propone la acción a favor de los desposeídos a través de la no-violencia activa y en todos los países donde actúa está en primera línea en la defensa de los derechos humanos». En contraste, según el diario español, El País: "Esquivel, de religión protestante," defiende los derechos humanos en línea con los principios de Martín Lutero.
De cualquier forma, en su discurso de aceptación del Premio Nobel, Adolfo recibió la distinción identificándose sólo con "el hombre concreto latinoamericano, y como cristiano":
"Estoy convencido que la opción de la fuerza evangélica de la no-violencia se abre como un desafío y a perspectivas nuevas y radicales. Una opción que prioriza un valor esencial y entrañablemente cristiano: la dignidad del Hombre, la sagrada trascendente e irrenunciable dignidad del hombre que le viene del hecho primordial de ser hijo de Dios y hermano en Cristo y por lo tanto hermano nuestro."



miércoles, 25 de noviembre de 2015

Adios Maestro Miguel Ocampo























El pintor, una figura clave en el campo de la abstracción, la vanguardia, el paisaje y la investigación con el color, vivía desde 1978 en La Cumbre, donde funciona una sala que exhibe su obra.

A los 92 años murió el pintor Miguel Ocampo, una figura de reconocida y extensa trayectoria en el arte argentino.
Nacido en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1922, Ocampo residía desde hace décadas en La Cumbre (sierras de Córdoba), donde hace siete años inauguró una sala que lleva su nombre para exhibir distintos momentos de su incansable producción.
Leé un retrato de Miguel Ocampo publicado en Ciudad X
Egresó como arquitecto en 1947, y en 1950 realizó su primera muestra individual en París (donde conoció a George Braque, uno de los fundadores del cubismo junto a Pablo Picasso). Ocampo integró el Grupo de Artistas Modernos bajo el impulso del crítico Aldo Pellegrini. Durante 20 años se desempeñó además en cargos diplomáticos en Roma, París y Nueva York, y desde 1983 era Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Entrevista con el artista
Ocampo representó a la Argentina en la Bienal de San Pablo (1953 y 1961) y en la bienal de Venecia (1958 y 1962).
Uno siempre pinta el mismo cuadro, hasta que lo merece", decía este artista cuya carrera todavía estaba, pasados los 90, en desarrollo. En diversos periodos, su trabajo en el campo de la pintura estuvo ligado al arte concreto, al informalismo, al arte abstracto y geométrico.
Todos mis cuadros están vivos”, comentaba el artista en un diálogo que mantuvo el año pasado con Ciudad X, en ocasión de una de sus muestras en la Sala Ocampo. Y añadía, inquieto: "Indudablemente hay algunos territorios que no volvería a transitar, pero hay otros cuadros que me llevan a seguir pintando”.
No me considero terminado, ni que lo mío esté concluido”, enfatizaba el artista que empezó a pintar a los 8 años y cuya carrera se desarrolló durante siete décadas.
Muy querido y admirado en el medio, Ocampo es homenajeado por estos días en la sexta edición de Expoatelier, muestra de artistas y grupos de talleristas que se exhibe hasta el 6 de diciembre en la Galería Turística Puente (Villa Carlos Paz).




martes, 24 de noviembre de 2015

lunes, 23 de noviembre de 2015

Manuel de Falla
























(Cádiz, 1876 - Alta Gracia, Argentina, 1946) Compositor español. Con los catalanes Isaac Albéniz y Enrique Granados, el gaditano Manuel de Falla es el tercero de los nombres que conforman la gran trilogía de la música nacionalista española. Fue también uno de los primeros compositores de esta tradición que, cultivando un estilo tan inequívocamente español como alejado del tópico, supo darse a conocer con éxito en toda Europa y América, y con ello superó el aislamiento y la supeditación a otras tradiciones a que la música hispana parecía condenada desde el siglo XVIII.
Nunca fue un compositor prolífico, pero sus creaciones, todas ellas de un asombroso grado de perfección, ocupan prácticamente un lugar de privilegio en el repertorio. Recibió sus primeras lecciones musicales de su madre, una excelente pianista que, al advertir las innegables dotes de su hijo, no dudó en confiarlo a mejores profesores. Tras trabajar la armonía, el contrapunto y la composición en su ciudad natal con Alejandro Odero y Enrique Broca, ingresó en el Conservatorio de Madrid, donde tuvo como maestros a José Tragó y Felip Pedrell.
La influencia de este último sería decisiva en la conformación de su estética: fue él quien le abrió las puertas al conocimiento de la música autóctona española, que tanta importancia había de tener en la producción madura falliana. Tras algunas zarzuelas, hoy perdidas u olvidadas, como Los amores de Inés, los años de estudio en la capital española culminaron con la composición de la ópera La vida breve, que se hizo acreedora del primer premio de un concurso convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aunque las bases del concurso estipulaban que el trabajo ganador debía representarse en el Teatro Real de Madrid, Falla hubo de esperar ocho años para dar a conocer su partitura, y ello ni siquiera fue en Madrid sino en Niza.
Francia, precisamente, iba a ser la siguiente etapa de su formación: afincado en París desde 1907, allí entró en relación con Claude Debussy, Maurice Ravel, Paul Dukas e Isaac Albéniz, cuya impronta es perceptible en sus composiciones de ese período, especialmente en Noches en los jardines de España, obra en la que, a pesar del innegable aroma español que presenta, está latente cierto impresionismo en la instrumentación. Noches en los jardines de España huye tanto de la forma del concierto como de la sinfonía; en ella el papel del piano, verdadero protagonista, tiene gran relieve, pero en ningún momento la orquesta (rica y expresiva) se limita a una función de mero acompañamiento, sino que asume auténtica importancia. Consta de tres movimientos ("En el Generalife", "Danza lejana" y "En los jardines de la Sierra de Córdoba"), y sobresale por su capacidad para describir las esencias del paisaje andaluz a través de una música de un exquisito refinamiento.
La madurez creativa de Falla empieza con su regreso a España, en el año 1914. Es el momento en que compone sus obras más célebres: la pantomima El amor brujo y el ballet El sombrero de tres picos (éste compuesto para cumplimentar un encargo de los célebres Ballets Rusos de Serge de Diaghilev), las Siete canciones populares españolas para voz y piano y la Fantasía bética para piano.
Estrenado el 15 de abril de 1915 en el Teatro Lara de Madrid, El amor brujo es un ballet en un solo acto que narra en un ambiente de brujería y misterio el triunfo del amor sobre las tinieblas; protagoniza la acción la gitana Candelas, quien ve cómo el espíritu de su antiguo amante, ya muerto, se interpone entre ella y Carmelo. A través de una música que bebe directamente del cante jondo, del folclore y de la música popular andaluza, se evoca el mundo de los gitanos, de sus sortilegios y leyendas, en una atmósfera inquietante y maléfica.
Sin duda es la Danza del fuego la página más apreciada de El amor brujo, y una de las más universales de la música española: se trata de una danza compuesta por tres motivos de carácter rítmico, casi obsesivos, acorde con la escena de conjuro y encantamiento que intenta evocar. El fragmento es una excelente muestra de la habilidad de Falla para tratar los diferentes instrumentos de la orquesta, por ejemplo el piano, usado de manera percusiva. La celebridad de la Danza del fuego no debe eclipsar otros momentos de tanta o más belleza, como la Introducción y escena, En la cueva, la Canción del fuego fatuo o la Danza del terror. Todos ellos prueban la capacidad de Falla para crear una música sumamente personal y, al mismo tiempo, universal, inspirándose en motivos o ritmos populares andaluces.
El sombrero de tres picos fue estrenado en Londres el 22 de julio de 1919 por los Ballets Rusos de Diaghilev, con coreografía de Leonid Massine y decorados y figurines de Pablo Picasso. La acción de este ballet cómico nos sitúa en una villa castellana del siglo XVIII, en la que la joven esposa del molinero es acosada por el viejo corregidor local, quien se toca con un tricornio como símbolo de poder. Para la música, Falla empleó material folclórico de diversas regiones de España, y consiguió así el carácter popular que buscaba. La Fantasía bética fue compuesta en 1919 por encargo del virtuoso pianista polaco Arthur Rubinstein. Obra con aires muy andaluces, derivados directamente del cante jondo, fue paradójicamente rechazada durante bastante tiempo por el público y repudiada por los intérpretes españoles. Rubinstein la estrenó en Nueva York en 1920.
El estilo de Manuel de Falla fue evolucionando a través de estas composiciones desde el nacionalismo folclorista que revelan estas primeras partituras, inspiradas en temas, melodías, ritmos y giros andaluces o castellanos, hasta un nacionalismo que buscaba su inspiración en la tradición musical del Siglo de Oro español y al que responden la ópera para marionetas El retablo de maese Pedro, una de sus obras maestras, y el Concierto para clave y cinco instrumentos.
Adaptación musical y escénica de un conocido episodio de Don Quijote, El retablo de maese Pedro es una de las joyas de la música moderna: realizado con arreglo a los cánones de una inspiración purísima para un conjunto instrumental de cámara, puede considerarse como la obra más señera de Manuel de Falla. La partitura se mantiene en el plano de una perfectísima y finísima caracterización musical para títeres hasta la última escena; cuando interviene don Quijote con su trágica locura, súbitamente se expande en notas de humana compasión. Es un mundo que hasta aquel momento vemos a través de un anteojo invertido, que reduce sus proporciones, y súbitamente las proporciones de los sentimientos vuelven a ser normales y la figura de don Quijote campea trágica y compasiva, en su eterna humanidad. Mientras que en sus obras anteriores Falla hacía gala de una extensa paleta sonora, heredada directamente de la escuela francesa, en estas últimas composiciones su estilo fue haciéndose más austero y conciso, y de manera especial en el Concierto.
Los últimos veinte años de su vida, el maestro los pasó trabajando en la que consideraba había de ser la obra de su vida: la cantata escénica La Atlántida, sobre un poema del poeta en lengua catalana Jacint Verdaguer, que le había obsesionado desde su infancia y en el cual veía reflejadas todas sus preocupaciones filosóficas, religiosas y humanísticas. Conocida de momento sólo por unos cuantos amigos íntimos, esta cantata escénica de vastas dimensiones para solistas, coro y orquesta era considerada por el autor como su testamento artístico y espiritual, y como un homenaje extremo a los valores de la fe cristiana y de la civilización mediterránea, objeto de su veneración constante. Aunque irregular, algunas de sus páginas (el Prólogo, el Aria y muerte de Pirene, el Sueño de Isabel) contienen lo mejor del genio de Falla. El estallido de la guerra civil española lo obligó a buscar refugio en Argentina, donde le sorprendería la muerte sin que hubiera podido culminar la obra. La tarea de finalizarla según los esbozos dejados por el maestro correspondió a su discípulo Ernesto Halffter.



domingo, 22 de noviembre de 2015

Fin de Jornada II - Claudio Tomassini Pinturas





































Medidas : 150 x 105 cm
Oleo sobre Tela 

Joaquín Rodrigo






































(Sagunto, 1902 - Madrid, 1999) Compositor español. Perdió la vista a los tres años de edad a causa de una difteria, por lo que escribió toda su producción en Braille que después dictaba a un copista. Estudió composición con Francisco Antich en Valencia (1920-1923). En 1927 se trasladó a París para ampliar sus estudios en la École Normale de Musique con Paul Dukas (hasta 1932) y, posteriormente, musicología con Maurice Emmanuel y André Pirro.
En la capital gala trabó amistad con personalidades tan eminentes como Manuel de Falla, Honegger o Ravel. En 1933 contrajo matrimonio con la pianista turca Victoria Kamhi y, después de una estancia en Suiza, se instalaron definitivamente en Madrid a partir de 1940, donde ganó la plaza de catedrático de Historia de la Música para la Universidad de Madrid.
Ese mismo año presentó su Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta que le daría fama universal. El compositor mostró en esta obra un estilo inconfundible, al que denominó "neocasticismo". En sus composiciones destaca la preferencia por las formas clásicas y los elementos refinados como enlace entre las tradiciones españolas del pasado y las tradiciones del presente. Conocedor de las corrientes estéticas europeas, no abandonó su propio estilo, con el que continuamente afirmó su propia personalidad.
Escribió obras en todas las estructuras musicales formales, particularmente el concierto. Sus composiciones incluyeron música para teatro, y cultivó, sobre todo, la música vocal (Cántico de la esposa, 1934; Cuatro madrigales amatorios, 1948), aportando a la canción un nuevo lenguaje universal con piezas maestras. Además, compuso importantes obras para violín, violoncelo y flauta. No obstante, debe su fama a su contribución al repertorio de guitarra, dándole universalidad a la guitarra española como instrumento de concierto.
Entre sus obras para instrumentos y orquesta destacan Suite (1923), Berceuse de otoño (1923), Preludio al gallo mañanero (1926), À l'ombre de Torres Bermeja (1945) y Cinco sonatas de Castilla (1951), Concierto heroico para piano y orquesta (1942), Concierto de estío para violín y orquestra (1943), Ausencias de Dulcinea, para gran orquesta, barítono y cuatro sopranos (1948), Concierto galante para violoncelo y orquestra (1949), Música para un códice salmantino (1953), para solistas, coro y orquesta de cámara, Junto al Generalife (1955), para guitarra sola, Fantasía para un gentilhombre (1955), para guitarra y orquestra, Concierto Andaluz (1966), para cuatro guitarras y orquesta y música de escena, Concierto para una fiesta (1982), Homenaje a Turina (1982) y Cántico de san Francisco de Asís (1986).
Entre los muchos galardones que recibió destacan su investidura como doctor "honoris causa" por varias universidades (Salamanca, California del Sur, Politécnica de Valencia, Complutense de Madrid, Alicante y Exeter), Medalla de Oro al Trabajo, Medalla de Oro de Bellas Artes y Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1996). En 1990 fue investido por el rey don Juan Carlos I con el título nobiliario de Marqués de los Jardines de Aranjuez.



Día de la Flor Nacional: El Ceibo


























1942

Para designar a la flor nacional, en 1942, el Ministerio de Agricultura designó una comisión especial que propuso al ceibo como flor nacional.
La flor nacional de Argentina es el ceibo, cuyo nombre científico es Erythrina crista-galli. El 23 de diciembre de 1942 mediante el decreto 138474 del Poder Ejecutivo fue declarada como tal por Argentina.1 Al ceibo también se lo conoce por los nombres de seibo, seíbo, gallito o bucaré. Es, asimismo, la flor nacional del Uruguay.
Entre otros considerandos, el decreto 138474 (del 23 de diciembre de 1942) resalta como motivos de la elección:
Que la flor del ceibo ha merecido la preferencia de gran número de habitantes de distintas zonas del país, en las diversas encuestas populares promovidas por órganos del periodismo y entidades culturales y científicas.
Que estas circunstancias han determinado el conocimiento de la flor del ceibo en casi todos los países de Europa y América, donde ya figura, en virtud de dichos antecedentes, como representante floral de la República Argentina.
Que la flor del ceibo, cuya difusión abarca extensas zonas del país, ha sido evocada en leyendas aborígenes y cantada por poetas, sirviendo también de motivo para trozos musicales que han enriquecido nuestro folklore, con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas.
Que el color del ceibo figura entre los que ostenta nuestro escudo, expresión de argentinidad y emblema de nuestra patria.
Que además de poseer el árbol del ceibo, por su madera, aplicaciones industriales, su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación han contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo.
Que diversas instituciones oficiales, civiles y militares, han establecido la plantación del ceibo al pie del mástil que sustenta nuestra bandera, asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista.
Que por otra parte no existe en la República una flor que encierre características botánicas, fitogeográficas, artísticas o históricas que hayan merecido la unanimidad de las opiniones para asignarle jerarquía de flor nacional, por lo que las predilecciones, como se ha puesto de manifiesto en las encuestas y concursos llevados a cabo.
Que además no existe la posibilidad de que una determinada planta abarque sin solución de continuidad toda la extensión del país por la diversidad de sus condiciones climáticas y ecológicas.

Hay una leyenda narrada por la tradición oral sobre el ceibo:

Cuenta la leyenda que en las orillas del Paraná vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Aunque era fea, en las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

sábado, 21 de noviembre de 2015

René Magritte







































(Lessines, Bélgica, 1898 - Bruselas, 1967) Pintor belga. Durante un primer período la obra de Magritte estuvo fuertemente influida por la figura de De Chirico y por la atmósfera misteriosa de sus pinturas. Más tarde entró en contacto con la vanguardia parisina del momento, presidida por André Breton, y comenzó a desarrollar un surrealismo que iría evolucionando con los años hacia un estilo muy personal, cuyos símbolos giran con frecuencia alrededor de la relación entre el lenguaje y sus objetos.
Contrario ya al automatismo, su pintura se hizo reflexiva y minuciosa, y se caracterizó sobre todo por la asociación de elementos disímiles entre los que establece ingeniosas analogías o nexos insólitos y disparatados, pero convincentes dentro de la realidad pictórica. Así, sus referencias se van haciendo cada vez más intelectualizadas, hasta el punto de que muchas de sus obras deben leerse en relación con las tesis del estructuralismo. Son habituales en sus cuadros los juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones.
Los cuadros de Magritte no son revelaciones oníricas ni jeroglíficos cuyo sentido hay que descifrar. Obras como Tiempo pasado (1939, Art Institute, Chicago) no ilustran nada en concreto, en ellas no hay nada más que la magia de una locomotora suspendida en una chimenea que actúa como túnel. Igualmente fantástica es la noche de oscuridad impenetrable que rodea una casa recortada contra un misteriosamente luminoso cielo en El imperio de la luz (1953-1954, Colección Peggy Guggenheim, Venecia). No hay otro enigma en Los amantes (1928, Colección privada, Nueva York) que el de sus rostros desconocidos aludiendo quizá a la imposibilidad de saber quién es el otro. Magritte manipula imágenes cotidianas como un juego con el que quiere devolvernos la frescura de la mirada.
En cuadros como Esto no es una pipa (1928) muestra el equívoco que subyace en la formulación de la pintura como representación de la realidad, y evidencia el décalage entre el lenguaje y la cosa que designa poniendo en cuestión la equivalencia entre la palabra y la imagen, y entre ésta y el objeto. La breve emoción de este descubrimiento es lo que Magritte nos ofrece como maravilloso, porque para la construcción de lo fantástico no hacen falta grandes alardes imaginativos, basta con la violación de las leyes que rigen el orden común poético de las cosas, con cuestionar la solidez de los principios, siempre convencionales y estereotipados, sobre los que construimos nuestra existencia cotidiana.
Magritte parodió además en ocasiones cuadros célebres, creando de los mismos una especie de versión surrealista. Un conocido ejemplo es Madame Récamier de David (1949, colección privada), en el que copió el conocido retrato de Jacques Louis David substituyendo a la señora por un ataúd colocado en su misma pose. Otros cuadros famosos suyos son La llave de los campos (1936), Los compañeros del miedo (1942) y El hijo del hombre (1964).






miércoles, 18 de noviembre de 2015

Marcel Proust































(París, 1871-id., 1922) Escritor francés. Hijo de Adrien Proust, un prestigioso médico de familia tradicional y católica, y de Jeanne Weil, alsaciana de origen judío, dio muestras tempranas de inteligencia y sensibilidad. A los nueve años sufrió el primer ataque de asma, afección que ya no le abandonaría, por lo que creció entre los continuos cuidados y atenciones de su madre. En el liceo Condorcet, donde cursó la enseñanza secundaria, afianzó su vocación por las letras y obtuvo brillantes calificaciones. Tras cumplir el servicio militar en 1889 en Orleans, asistió a clases en la Universidad de La Sorbona y en la École Livre de Sciences Politiques.
Durante los años de su primera juventud llevó una vida mundana y aparentemente despreocupada, que ocultaba las terribles dudas que albergaba sobre su vocación literaria. Tras descartar la posibilidad de emprender la carrera diplomática, trabajó un tiempo en la Biblioteca Mazarino de París, decidiéndose finalmente por dedicarse a la literatura. Frecuentó los salones de la princesa Mathilde, de Madame Strauss y Madame de Caillavet, donde conoció a Charles Maurras, Anatole France y Léon Daudet, entre otros personajes célebres de la época.
Sensible al éxito social y a los placeres de la vida mundana, el joven Proust tenía, sin embargo, una idea muy diferente de la vida de un artista, cuyo trabajo sólo podía ser fruto de «la oscuridad y del silencio». En 1896 publicó Los placeres y los días, colección de relatos y ensayos que prologó Anatole France. Entre 1896 y 1904 trabajó en la obra autobiográfica Jean Santeuil, en la que se proponía relatar su itinerario espiritual, y en las traducciones al francés de La biblia de Amiens y Sésamo y los lirios, de John Ruskin.
Después de la muerte de su madre (1905), el escritor se sintió solo, enfermo y deprimido, estado de ánimo propicio para la tarea que en esos años decidió emprender, la redacción de su ciclo novelesco En busca del tiempo perdido, que concibió como la historia de su vocación, tanto tiempo postergada y que ahora se le imponía con la fuerza de una obligación personal. Anteriormente, había escrito para Le Fígaro diversas parodias de escritores famosos (Saint-Simon, Balzac, Flaubert), y comenzó a redactar Contre Sainte-Beuve, obra híbrida entre novela y ensayo con varios pasajes que luego pasarían a En busca del tiempo perdido.
Consumado su aislamiento social, se dedicó en cuerpo y alma a ese proyecto; el primer fruto de ese trabajo sería Por el camino de Swann (1913), cuya publicación tuvo que costearse él mismo ante el desinterés de los editores. El segundo tomo, A la sombra de las muchachas en flor (1918), en cambio, le valió el Premio Goncourt. Los últimos volúmenes de la obra fueron publicados después de su muerte por su hermano Robert.
La novela, que el mismo Proust comparó con la compleja estructura de una catedral gótica, es la reconstrucción de una vida, a través de lo que llamó «memoria involuntaria», única capaz de devolvernos el pasado a la vez en su presencia física, sensible, y con la integridad y la plenitud de sentido del recuerdo, proceso simbolizado por la famosa anécdota de la magdalena, cuyo sabor hace renacer ante el protagonista una época pasada de su vida.
El tiempo al que alude Proust es el tiempo vivido, con todas las digresiones y saltos del recuerdo, por lo que la novela alcanza una estructura laberíntica. El más mínimo detalle merece el mismo trato que un acontecimiento clave en la vida del protagonista, Marcel, réplica literaria del autor; aunque se han realizado estudios para contrastar los acontecimientos de la novela con la vida real de Proust, lo cierto es que nunca podrían llegar a confundirse, porque, como afirma el propio autor, la literatura comienza donde termina la opacidad de la existencia.
El estilo de Proust se adapta perfectamente a la intención de la obra: también la prosa es morosa, prolija en detalles y de períodos larguísimos, laberínticos, como si no quisiera perder nada del instante. La obra de Proust, junto a la de autores como Joyce o Faulkner, constituye un hito fundamental en la literatura contemporánea.



Paul Éluard








































(Seudónimo de Eugène Grindel; Saint-Denis, 1895 - Charenton-le-Pont, 1952) Poeta francés, considerado el maestro de la poesía surrealista. Hijo de un agente inmobiliario, su familia perteneció a la pequeña burguesía y estudió en el Liceo Colbert. Después de pasar una temporada en Suiza, a causa de una grave enfermedad, volvió a París en 1913 y comenzó a escribir sus primeros poemas. En 1914 fue llamado a filas pero abandonó las armas afectado por una gangrena pulmonar.
Una vez acabada la guerra publicó su primera obra poética El deber y la inquietud (1917). En 1918 continuó con Poemas para la paz, y entró en contacto con Aragon, Breton, Soupault, Paulhan y Picabia, con quienes en París participó en todas las manifestaciones del movimiento dadaísta. Con ellos inauguró poco después el surrealismo. En 1921 publicó un pequeño libro titulado Les nécessités de la vie et les conséquences des rêves.
Éluard es el poeta del surrealismo por excelencia y uno de los miembros más destacados del movimiento; su perfil se distinguía del de sus contemporáneos y destacaba con personalidad propia. Utilizó un lirismo muy personal y el fin de su poesía fue descubrir y revelar lo real. Tanto lo onírico como la acción llevan al poeta hacia el amor, a una comunicación fraterna. En 1924 partió sin rumbo fijo, sin dar jamás una explicación del por qué de esa huida que duró siete meses. De regreso a París fue uno de los primeros en hacer una distinción entre textos surrealistas, relatos de sueños y poemas, al igual que también marcó la diferencia entre poesía involuntaria y poesía intencional.
Por entonces publicó Morir por no morir (1924), Capital del dolor (1926), El amor, la poesía (1929), La vie inmediate (1932), La rose publique (1934), Les yeux fertiles (1936), Les hommes et leurs animaux, les animaux et leurs hommes (1937), Chanson complète (1939), Donner à voir (1939), Choix de poèmes (1941) y La Inmaculada Concepción (1930), ésta última escrita en colaboración con A. Breton. Realizó un viaje por España, poco antes del estallido de la Guerra Civil, y a partir de ahí adoptó una postura comprometida con la política, aunque sin perder su estilo y temática personales.
Pasó en París la ocupación alemana, en 1942 se afilió al partido comunista y publicó varios textos de carácter poético en colaboración con la resistencia, uno de los cuales se convirtió en canto nacional. Poésie et vérité (1942), Dignes de vivre (1944) y Au rendez-vous allemand (1944) son obras que se fundamentarán en esas poesías clandestinas. Una vez acabada la guerra, abundó en la temática social: de esta época son Poèmes politiques (1948) y Une leçon de morale (1949); esta evolución respondía al deseo del autor de que el hombre se encuentre en armonía con la sociedad que le rodea.
A pesar de que el surrealismo deja en el poeta un lenguaje conciso y oscuro, idóneo para despertar cierta violencia, se puede decir de él que es un lírico excepcional que encuentra el equilibrio perfecto en la expresión de emociones contradictorias, donde el amor se opone a la desesperación y le sirve de contrapeso. Por ello, además de ser el máximo exponente de la poesía surrealista, Éluard ha pasado a la historia como uno de los grandes maestros de la lírica francesa. De manera póstuma se publicaron Lettres de jeunesse, avec poèmes inédits (1962) y Le poète et son ombre (1964).



La Muerte, El Amor, La Vida

Creí que me rompería lo inmenso lo profundo
Con mi pena desnuda sin contacto sin eco
Me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
Como un muerto sensato que había sabido morir
Un muerto coronado sólo de su nada
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
Absorbido por amor a la ceniza
La soledad me pareció más viva que la sangre
Quería desunir la vida
Quería compartir la muerte con la muerte
Entregar mi corazón vacío a la vida
Borrarlo todo que no hubiera ni vidrio ni vaho
Nada delante nada detrás nada entero
Había eliminado el hielo de las manos juntas
Había eliminado la osamenta invernal
Del voto de vivir que se anula.
Tú viniste y se reanimó el fuego
Cedió la sombra el frío aquí abajo se llenó de estrellas
Y se cubrió la tierra
De tu carne clara y me sentí ligero
Viniste la soledad fue vencida
Tuve una guía sobre la tierra y supe
Dirigirme me sabía sin medida
Adelantaba ganaba tierra y espacio
Iba hacia iba sin fin hacia la luz
La vida tenía un cuerpo la esperanza tendía sus velas
Promisora de miradas confiadas para el alba
De la noche surgía una cascada se sueños
Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla
El primer rocío humedecía tu boca
Deslumbrando reposo remplazaba el cansancio
Yo amaba el amor como en mis primeros días
Los campos están labrados las fábricas resplandecen
Y el trigo hace su nido en una enorme marea
Las mieses la vendimia tienen muchos testigos
Nada es singular ni simple
El mar está en los ojos del cielo o de la noche
El bosque da a los árboles seguridad
Y los muros de las casas tienen una piel común
Los caminos siempre se encuentran
Los hombres están hechos para entenderse
Para comprenderse para amarse
Tienen hijos que serán padres de los hombres
Tienen hijos sin fuego ni lugar
Que inventarán de nuevo a los hombres
Y la naturaleza y su patria
La de todos los hombres
La de todos los tiempos

Ya que es necesario

En el lecho tu cuerpo se simplifica
Sexo líquido universo de licor
Atando ondas que son otros cuerpos
Enteros completos de la nuca al talón
Racimo ya sin piel racimo central
Racimo servil brillante de sangre
Entre las distintas partes de tu cuerpo
Dirigiendo la sombra ahuecando el calor
Labio extendido en el confín del lecho
Sin una esponja en que chupar la noche
Y sin sueño para imitar la muerte
Golpear a la mujer monstruo de pudor
Cautivar al hombre con mucha paciencia
Suavizar la mujer para extinguir al hombre
Disfrazar todo para reducir todo
Mejor soñar con estar solo y ciego
No tengo corazón más que mi frente rota.
A la tarde esperábamos tormenta
Estallaba cuando caía la noche
Las abejas saqueaban la colmena
Luego con manos trémulas torpes
Por costumbre encendíamos un fuego
La noche giraba en torno a su pupila
Decíamos te quiero para poder ver
Colorado el tiempo
La lengua en el tercer perfume
Se detenía en la frontera de cada boca
Como un moribundo al borde de su salvación
Jugar gozar ya no estaban enlazados
Subía del suelo un cuerpo a ras de tierra
El orden vencía y el deseo pesaba
Rama central no amaba más al viento
Por culpa de un cuerpo sordo
Por culpa de un cuerpo muerto

De un cuerpo injusto y demente,