El reconocido escultor rosarino -exponente del arte
concreto-, falleció ayer en San Justo a los 87 años y sus restos serán
despedidos hoy de 11 a 16 en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta.
Enio Girola nació en Rosario en 1926, se inició muy temprano
en el oficio de la escultura, bajo la dirección de su padre, el milanés
Santiago Girola, del mismo oficio.
A lo largo de su carrera, al artista se dedicó al cincelado,
esmaltado, relieve, calco, modelado en arcilla, cera y yeso, realización de
maquetas, talla directa, fundición en bronce, chapa batida y dibujo.
En 1945 realizó sus primeras esculturas concretas y, al año
siguiente, fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Arte
Concreto-Invención.
En 1946, firmó el Manifiesto Invencionista, junto a su
hermano Claudio Girola, Lidy Prati, Tomás Maldonado, Raúl Lozza, Manuel
Espinosa, Edgar Bayley, Alfredo Hlito, Oscar Núñez y Jorge Souza, entre otros.
A comienzos de los años 50, en las series "Esculturas
direccionales, Continuidades lineales y Construcciones espaciales", empleó
diversos materiales como alambre, aluminio, acero inoxidable o bronce.
En 1952, integró el Grupo de artistas modernos de la
Argentina, junto a Hans Aebi, José Antonio Fernández Muro, Claudio Girola,
Sarah Grilo, Alfredo Hlito, Tomás Maldonado y Miguel Ocampo.
Participó en 1958 en la Exposición Internacional de Bruselas
y en 1960, representó a la Argentina en la II Exposición Internacional de Arte
Concreto llevada a cabo en la Kunsthaus de Zurich.
Al año siguiente intervino fuera de concurso en la VI Bienal
Internacional de San Pablo y en 1964 integró el envío argentino a la XXXII
Bienal de Venecia. En tanto, en 1969 participó en la I Bienal de Nüremberg.
Invitado por el gobierno italiano, en 1968 recorrió Italia,
Suiza, Inglaterra, Estados Unidos y Francia, oportunidad en que realizó dos
esculturas para la ciudad de Cannes.
Entre sus exposiciones individuales, destacan la exposición
retrospectiva 1945/1980 en el Museo Eduardo Sívori (1980); "Para no caer
en toques artesanales", Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI),
1994; "Mis utopías vs. la realidad", Galería Ruth Benzacar, 1999 y la
exposición antológica realizada en el Centro Cultural Recoleta en el 2001.
En 1975 fue nombrado Miembro de Número de la Academia
Nacional de Bellas Artes, cargo al que renunció en 1999.
Participó en las exposiciones internacionales
"Argentina. Arte Concreto Invención 1945. Grupo Madí 1946", en la
galería Rachel Adler de Nueva York (1990) y "Abstract art from Río de la
Plata. Buenos Aires and Montevideo 1933/53" en The Americas Society de
Nueva York (2001).
Muchas de sus esculturas están emplazadas en lugares
públicos y privados, como la que concibió para una casa proyectada por Le
Corbusier, en la ciudad de La Plata (1954); la realizada para el Teatro San
Martín (1960); la situada en la Facultad de Arquitectura de Valparaíso (1967) y
la de los Jardines del Museo Nacional de Bellas Artes (1977).
También se destacan sus trabajos en el Hotel Sheraton de
Buenos Aires (1972); el Prado de Esculturas del Parque Baconao en La Habana
(1985); el Parque de Aji, Isla de Shikoku, Japón (1987); el Parque Marinha;
Porto Alegre (1988); y en el Parque Internacional de Esculturas, Museo de Arte
de Brasilia (1998).
Incansable trabajador, Iommi fue protagonista activo de una
generación que creyó en la utopía moderna y se convirtió en uno de los
escultores argentinos más reconocidos del último siglo.
"Lo importante para el artista es dejar algo a esta
humanidad", pregonaba el artista en la edición 2008 de la feria arteBA, en
donde fue homenajeado.
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