"Mi vida ha sido siempre un intento. Intenté la pintura sin maestros, intenté la cerámica sin ser alfarero, intenté la arquitectura sin ser arquitecto, intenté la música y la cinematografía sin saber filmar. De golpe, en África me vi con una cámara en la mano tratando de capturar imágenes de sus revoluciones. He sido una aspiradora".
"Ha quedado obra en mi camino, he dejado un mural en cada lugar que caminé, como un testimonio de mi pasaje (...). Toda mi vida fue un trueque. Necesitaba un pasaje de avión, un cuadro. Tenía que ir al dentista, un cuadro. He ayudado a muchos amigos que lo necesitaban con cuadros. Y he intercambiado. He sido un dador de obra. Le he puesto el precio de mis necesidades de cada momento. Y eso me ayudó durante treinta, cuarenta años a vivir".
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