sábado, 23 de julio de 2016

Niní Marshall - Claudio Tomassini Retratos







Actriz argentina 

Nacida en el barrio porteño de San Telmo el 3 de junio de 1903 con el nombre de Marina Esther Traverso, formada culturalmente en la escuela pública (se recibe en el Liceo NRO.1 de Señoritas).

Niní descubre el mundo del espéctaculo en la revista femenina La Novela Semanal, donde redacta una serie de "Alfilerazos" o críticas mordaces a artistas del medio porteño, acompañados de caricaturas hábilmente dibujadas por ella misma.
En 1937 comienza a trabajar en un programa femenino de Radio El Mundo (El chalet de Pipita). Es aquí donde comienza a elaborar sus personajes: en principio redacta avisos publicitarios leídos al aire con la voz de la mucama gallega Francisca;luego elabora, a partir de este personaje su memorable Cándida.
Empezaba a reflejar, como ninguna, un vasto fresco de mujeres y con ellas, cada estrato de la sociedad argentina.
Niní llega al cine en 1938 (Mujeres que trabajan) de la mano de Catita y bajo la dirección artesanal de un director olvidado: Manuel Romero.
A pesar de que en Mis Memorias (1985) afirma que "nunca entendí nada de política", es prohibida en radio en 1942 "por mal uso del idioma".
Célebre en América latina, a Niní no le resultó difícil continuar su carrera, primero en México y luego en Cuba, presentando una galería de personajes, aún los extranjeros -Cándida, doña Pola la judía o Frida la alemana- que perdían su potencia primitiva lejos del contexto social argentino.
A la caída de Perón, vuelve a la radio argentina con un personaje que es la caricatura de las vecinas de Barrio Norte: Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostonne. Ella misma la califica como "la venganza de las Catitas". Con su clasificación del mundo en lo "divertido" y lo "opio",Mónica es el personaje surrealista de la gran Niní.
En los años 50, la TV. impulsó un cambio de gustos.Su humor "inocente" no encuentra allí lugar. Su verdadero testamento artístico Y se nos fue redepente, se estrena en el café concert en 1973.
Allí revela la necrofilia y la hipocresía de las diversas clases sociales y se la puede relacionar con dos escritoras de la época: Silvina Ocampo y Griselda Gambaro, con un tono paródico y también patético. Cándida, Catita o Belarmina son caras de una misma realidad; la cómica-escritora que fue Niní utilizó el humor para salvarse y para salvarnos de la mediocridad y del tedio.
Desde el día de su desaparición física (un mero detalle que se produce en 1996) podemos decir con el tango: "No habrá ninguna igual, no habrá ninguna".
LIC. HORACIO EDUARDO RUIZ 

F.A.D.U.- FILOSOFIA Y LETRAS- U.B.A 

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