Madre, me
voy a la isla, no sé contra quién pelear;
tal vez
luche o me resista, o tal vez me muera allá.
Creo que
hace mucho frío por acá;
hay más
miedos como el mío en la ciudad.
Qué haré
con el uniforme cuando empiece a pelear,
con el
casco y con las botas, ni siquiera sé marchar.
No hay mal
que no venga al Hombre,
no hay un
Dios a quien orar no hay hermanos ni soldados,
ya no hay
jueces ni jurados, sólo hay una guerra más.
Desde que
llegué a la isla no tengo con quién hablar.
Somos miles
los unidos por la misma soledad.
Creo que
hace mucho frío por acá;
hay más
miedos como el mío en la ciudad.
Ya se
escuchan los disparos entre muerte y libertad,
cae mi
cuerpo agujereado, ya no podré cantar más.
Hizo
demasiado frío por acá;
hay más
miedos como el mío en la ciudad.
No hay mal
que no venga al Hombre,
no hay un
Dios a quien orar,
no hay
hermanos ni soldados,
ya no hay
jueces ni jurados,
sólo hay
una guerra más...
y cada vez
hay menos paz.
ALEJANDRO LERNER
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