Hijo de Alberto Carlos Palacio y Ada Calandrelli, nació en San Telmo el 5 de noviembre de 1903.
Desde muy chico se sintió atraído por el dibujo, eso hizo que hasta los ocho años ilustrara con carbonilla las paredes de los patios de la casa colonial donde vivía, con el expreso consentimiento de sus padres.
Cursó estudio primarios en el Colegio De Vedia y secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, mas adelante obtuvo el título de profesor de dibujo en la Academia Nacional de Bellas Artes.
Fue un amante del deporte, practicando boxeo, basquet y rugby, en el Club Universitario de Buenos Aires.
Gracias a la amistad de su padre con el director del diario ‘La Razón’, logra publicar su primer dibujo a la edad de dieciséis años, se trataba de la caricatura de un atleta que había ganado una competencia internacional.
La década del 30 fue fundamental para su carrera, ya que además de publicar sus dibujos humorísticos en las revistas ‘Don Goyo’ y Caras y Caretas’, también colaboró con los diarios ‘La Prensa’ , ‘El Diario’, y ‘La Opinión’, fue en este último donde con posterioridad al golpe del 30, nace uno de sus grandes personajes ‘Ramona’, inspirado en una mucama gallega que trabajaba en casa de sus abuelos.
Cuando dejó de colaborar en el Suplemento Infantil del diario ‘La Prensa’, su director le solicitó la creación de un personaje de historieta, según confesó mucho tiempo después en rueda de amigos, para crear ese personaje se inspiró en un hombre tremendamente solemne que vendía Biblias en la calle Bolívar, se preguntó entonces si su presencia tan circunspecta podía originarse en el hecho de vender un libro tan serio, por lo que se dedicó a espiar a este hombre hasta que un día lo vio pateando una caja de fósforos, ‘ahí está la clave’ –pensó- este hombre ‘no tuvo infancia’. El domingo 24 de abril de 1938 apareció en el diario, la tira ‘Señor Fulgencio’ (el hombre que no tuvo infancia), manteniendo ese nombre hasta el 10 de enero de 1939, donde el ‘Señor’ había trocado por el ‘Don’ que lo iba a inmortalizar.
Uno de los mayores aciertos en su carrera consistió en la ilustración de las portadas de la revista ‘Billiken’, apreciada y coleccionada por cuatro generaciones de chicos argentinos y de otras nacionalidades.
Su fama nacional se convirtió en internacional cuando al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, utilizando el seudónimo de Flax en el diario ‘La Razón’, realizó una de las crónicas más objetivas y completas, realizando caricaturas que tenían como base la situación bélica. Flax que en inglés y alemán quiere decir ‘lino’, sonaba en esa época como toda una declaración de equidistancia política. El 23 de septiembre de 1946, también en este diario, nace otro de sus famosos personajes ‘Avivato’.
En los comienzos de la década del 50, a su galería de personajes, se agregan ‘Tarrino’ en el diario ‘Democracia’ y ‘Doña Tremebunda’ en la revista ‘Para Ti’.
El 17 de noviembre de 1953 su hijo Jorge Palacio (Faruk) lanza al mercado la revista ‘Avivato’, en la cual Lino vuelve a utilizar el seudónimo Flax para las caricaturas políticas, actualizando su personaje ‘Radragaz’ creado junto con ‘Fernéndez’, ‘Pitín’ (su secretario), ‘Rodolfo’ y ‘Ursulu’ quienes hablaban utilizando únicamente las letras ‘a’, ‘e’, ‘i’, ‘o’ y ‘u’ respectivamente, y creando uno nuevo ‘Musculito’ un deportista muy torpe.
Durante 1966 fue colaborador de la revista ‘Primera Plana’, realizando un dibujo político por semana, en una oportunidad lo dibujó al general Onganía con los bigotes de Hitler, como el entonces presidente le hizo saber de su disgusto por la humorada, Lino puso ‘en penitencia’ al general dibujándolo siempre de espaldas. Colaboró también en la revista ‘Tío Landrú’, firmando los chistes políticos como ‘Brunetto’.
Durante los años 70 se dedicó a realizar esculturas en cerámica, con las cuales presentó varias muestras en diferentes galerías, sin embargo no abandonó el dibujo, ya que colaboró en las revistas ‘Panorama’ en el comienzo de la década y en ‘Mercado’ hasta la llegada de la democracia en 1983.
Durante su exitosa carrera ganó veinticinco concursos de afiches.
El último proyecto de Lino Palacio en 1984 fue ‘La Historia del Pañuelo’, se iba a concretar en una presentación en la que se exhibirían dibujos en los que había utilizado dicha prenda como un elemento central. No pudo ser, tres días antes –el 14 de septiembre- Lino y su señora Cecilia Pardo de Tavera fueron asesinados en un intento de robo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario