Pianista polaco, nacido en Lódz y fallecido en Ginebra. Hijo de un matrimonio de industriales y el último de siete hermanos, mostró de niño un precoz talento musical. A los ocho años ingresó en el Conservatorio de Varsovia, donde estudió con el profesor Roziycki. El famosísimo violinista Joseph Joachim, que se había casado con una de sus hermanas, le presentó a Brahms y éste, cautivado por el talento del muchacho, le hizo ir a Berlín a continuar sus estudios con Heinrich Barth, y más tarde con R. Breithaupt, M. Bruch, R. Hahn y Paderewski.
Fue en Berlín también donde inició su carrera de gran virtuoso del piano acompañando a su cuñado Joachim en el Concierto en la de Mozart. En España, donde apareció por vez primera en 1916, demostró su gran conocimiento de la música de Albéniz y Falla.
El temperamento romántico de Rubinstein le permitió interpretar de forma magistral a Brahms, Schumann y Beethoven, pero fue en Chopin donde alcanzó una rica y detallada expresión, un rigor insuperable y la más cálida de las lecturas pianísticas. En el repertorio de Rubinstein no faltaban tampoco los compositores modernos como Ravel, Stravinski, Villa-Lobos y Poulenc. En 1916 el propio rey Alfonso XIII le había proporcionado un pasaporte español para que pudiera viajar libremente en sus recitales en plena I Guerra Mundial, y en 1946, terminada la segunda gran contienda, tomó la nacionalidad estadounidense.
En 1976 una progresiva ceguera le apartó difinitivamente del teclado, pero su portentosa vitalidad y su lúcido sentido crítico le tuvieron hasta su muerte interesado por los problemas culturales, y particularmente por la música, que tuvo en él a uno de los pianistas más destacados del siglo.
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