Alberto Breccia (Montevideo, 15 de abril de 1919 - Buenos Aires, 10 de noviembre de 1993) fue un historietista argentino de origen uruguayo, uno de los más revolucionarios e influyentes de la historieta mundial
Infancia y juventud
Nacido en Montevideo, a los tres años su familia se mudó a Mataderos, barrio de Buenos Aires. Allí, antes de dedicarse al dibujo profesional, se desempeñó como obrero de la industria de la carne: "Hacía un trabajo muy desagradable, era rasqueteador de tripas".
Sin embargo, empezaba a tomarse en serio el trabajo de dibujante. Como el mismo reconoció en algunas oportunidades no fue un superdotado: fue un tipo con cierta habilidad. "Cuando terminaba la jornada en el matadero iba a mi casa y dibujaba lo que podía. Con esos balbuceos empecé a buscar trabajo."1
En aquellos años, 1937, 1938, los periódicos importaban material de los sindicatos norteamericanos y europeos, por lo que había que lograr impresionar a algún jefe de redacción para encontrar lugar en ellos. Alberto era perseverante, y mientras tanto, desde 1938 publicaba en una revista de barrio: Acento editada por sus hermanos y amigos de éstos. Al tiempo, consiguió que se interesaran en su trabajo, aunque "pagaba muy poco; [pero] ese poco me permitió dejar el otro trabajo". Sus primeras historietas fueron una tira cómica muda llamada Mr. Pickles, que no obstante nunca logró vender y una sobre un detective chino: Mu-fa, de la que vendió diez tiras.
Inicios profesionales
A principios de la década del 40 comienza a colaborar con ilustraciones e historietas en la revista Tit-Bits para la editorial Láinez, adaptando Las aventuras de Rocambole. "Lógicamente salió un embrollo. Tuvieron que cortarla porque no se entendía nada."1 . Trabajó para la editorial por más de una década y fue allí donde aprendió las primeras armas del oficio, inspirándose en autores como Burne Hogarth.
En 1946 sustituyó al dibujante Augusto Cortinas al frente de la serie Vito Nervio, que publicaba la editorial Dante Quinterno en la revista Patoruzito. Con guiones de Leonardo Wadel, alcanzó una gran perfección expresiva, aunque un rotundo Breccia manifestará que "de todo aquello, nada es rescatable". Realizó también la serie del Oeste "Armas de fuego" para el mercado europeo.
Su primera gran obra fue Sherlock Time, creada a finales de los años 50 con Héctor Germán Oesterheld. La evolución que se aprecia a partir de esta obra estaría motivada en parte por la rabia que le provocaran las palabras que una noche le espetara su amigo Hugo Pratt: "Vos sos una puta barata, porque estás haciendo mierda pudiendo hacer algo mejor".
La internacionalización
En 1960 comenzó a trabajar para la editorial británica Fleetway y consideró la posibilidad de mudarse a Europa, aunque la enfermedad de su primera esposa (que falleció poco después) hizo que decidiera quedarse en la Argentina. En 1962 Oesterheld y Breccia crean Mort Cinder, a la que siguen Vida del Che Guevara (1968) y una nueva versión de El Eternauta (1969), que originariamente había ilustrado Francisco Solano López en El Eternauta (1957). Analizando su propia obra en 1970, Breccia dirá que "antes y después de Mort Cinder, nada". Un autor contemporáneo como el español Víctor de la Fuente consideraba, sin embargo, que su obra sobre el Che Guevara era modélica, afirmando que
En ella se desmitifica al héroe y se analiza al hombre. El héroe está desposeído de todos sus atributos, se enfrenta al lector sólo con su imagen, y cada uno de los lectores lo califica como héroe o villano. Creo que Breccia ha logrado una labor de análisis verdaderamente gigantesca, con un grafismo que raya en la abstracción, ha hecho palpitar a un hombre en su desnudez dialéctica, superando todo lo que tiene de mito este personaje.
Breccia junto a su ayudante Ballesteros, enseñándole a resolver una escena.
Tras realizar la Historia gráfica de Chile y parte de la Historia gráfica de la República Argentina, trabaja para revistas italianas, como Il Mago, de Milán, 71 la cual edita Los mitos de Cthulhu (1973), una colección de adaptaciones de diferentes cuentos de H.P. Lovecraft realizada junto al guionista Norberto Buscaglia, que sorprenden por su estilo menos realista y más expresionista, que se adapta a la perfección al tono del original. Tras ello, no abandonó el campo del terror ni de las adaptaciones, ya sea de los relatos de Edgar Allan Poe o una versión-parodia del mito de Drácula (Drácula, Dacul, Vlad?, Bah..., 1984).
Últimos años
En 1974, El Viejo (cómo se le conocía en el mundo de la historieta), inició una duradera colaboración con el guionista Carlos Trillo, con el que realizó obras como Un tal Daneri (1974), ambientada en Mataderos, lo que para Breccia significaba "recuperar un poco mi infancia y mi adolescencia"1 . Más tarde realizarían juntos otra obra: Nadie (1977).
Su obra más importante tras Mort Cinder llegó de la mano del guionista Juan Sasturain. Se trata de Perramus (1983). A medio camino entre las aventuras y el humor absurdo, esta obra ridiculiza y a la vez denuncia la dictadura argentina, mezclando personajes ficticios con otros reales (como el escritor Jorge Luis Borges, que, en un ejercicio de la más pura historia ficción, es galardonado con el premio Nobel, que en realidad jamás recibió) y obtuvo el premio Amnesty en 1989, en la categoría de mejor libro a favor de los derechos humanos.
De sus últimas obras, cabe destacar Informe sobre ciegos (1991), adaptación de uno de los pasajes más escalofriantes de la novela de Ernesto Sabato Sobre héroes y tumbas, donde Breccia capta magistralmente la atmósfera inquietante y enfermiza del texto original y logra imágenes alucinatorias angustiosas.
Breccia tuvo tres hijos y todos ellos se hicieron también historietistas: Patricia, Cristina y Enrique. Este último es el que, a la postre, se convertiría en el más destacado, gracias, entre otros muchos méritos, a su serie Alvar Mayor, con Carlos Trillo, y a su colaboración con su padre en Vida del Che Guevara. Curiosamente, padre e hijo realizaron sendas adaptaciones de la vida de Lope de Aguirre, prácticamente al mismo tiempo, una para el mercado europeo y otro para el argentino.
Al abordar el estudio de los diferentes tipos de línas empleadas en el dibujo de historietas, Enrique Lipszyc dirá de su trazo a pincel
"Cada trazo de Breccia es una creación; juega con el colorido y la textura de la línea. Muestra, evidentemente, una técnica muy personal".
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