Nombre: El Inicio del Color
Medidas: 150cm x 100cm
Técnica: Acrilico sobre lienzo
La palabra color viene del Latin color. La palabra “color” proviene de “celare”. Ella se traduce como “cubrir” u "ocultar". Así, color originalmente significaba una cobertura o velo, de ahí los 7 velos o colores del arcoiris. La palabra latina color viene de una raíz indoeuropea kel ocultar. La idea paso de ocultar a un matiz que cubre, después simplemente a matiz y finalmente a la frecuencia de los rayos luminosos que percibimos por medio de los ojos (todo este mundo es ilusión según los indues ya que nosotros percibimos el color resultante del choque de la luz con la materia)
"Color" es una palabra del latín. Deriva del latín antiguo "colos" que significa "cubrir" o "una cubierta"
Por lo tanto color es aquello que oculta .Es simplemente el medio objetivo por el cual se transmite la fuerza Interna, y constituye el reflejo, sobre la materia del tipo de influencia que emana del Logos y ha penetrado en la parte mas densa de Su sistema Solar
color. (Del lat. color, -ōris). m. Sensación producida por los rayos luminosos que impresionan los órganos visuales y que depende de la longitud de onda. U. t. c. f. || 2. color natural de la tez humana. || 3. Sustancia preparada para pintar o teñir. || 4. colorido (ǁ de una pintura). || 5. Carácter peculiar de algunas cosas. || 6. Cualidad especial que distingue el estilo. Pintó con colores trágicos o sombríos. Tal actor dio a su papel un nuevo color. || 7. Matiz de opinión o fracción política. Fulano pertenece a este o al otro color. Gobierno de un solo color. || 8. Fís. Propiedad de la luz transmitida, reflejada o emitida por un objeto, que depende de su longitud de onda. || 9. Heráld. Cada uno de los cinco colores heráldicos. || 10. p. us. Pretexto, motivo, razón aparente para hacer algo. || 11. colores que una entidad, equipo o club de carácter deportivo adopta como símbolos propios en su bandera y en los uniformes de sus atletas o jugadores. || 12. Entidad, equipo o club que ha adoptado dichos colores. || ~ del espectro solar, ~ del iris, o ~ elemental. m. Fís. Cada una de las siete radiaciones en que se descompone la luz blanca del Sol al atravesar un prisma óptico, es decir, rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violado. || ~ local. m. Rasgos peculiares de una región o lugar, de carácter popular y pintoresco. En ninguna parte encontrará el viajero más color local que en el Albaicín. || ~es complementarios. m. pl. Fís. Los colores puros que, reunidos por ciertos procedimientos, dan el color blanco. || ~es litúrgicos. m. pl. Los que, según el calendario litúrgico, usa la Iglesia católica en los oficios. || ~es nacionales. m. pl. Los que adopta como distintivo cada nación y usa en su pabellón, banderas y escarapelas. || dar ~, o ~es. frs. pintar (ǁ cubrir con un color una superficie). || de ~. loc. adj. Dicho de una tela o de un vestido: Que no es negro, blanco ni gris. || 2. Dicho de una persona: Que no pertenece a la raza blanca, y más especialmente que es negra o mulata. Gente de color. Hombres de color. || distinguir de ~es. fr. coloq. Tener discreción para no confundir cosas ni personas y darles su peculiar estimación. La violencia no distingue colores. || en ~. loc. adj. Dicho especialmente de una película, de una fotografía o de un televisor: Que reproduce los colores. || 2. loc. adv. Con colores. Garantizó que las fotos saldrían en color. || haber ~. fr. coloq. Existir animación, interés, satisfacción, etc., en competiciones, festejos, reuniones, etc. || jugar a los ~es. fr. Practicar cierto juego de sala en el siglo XVII cuyo premio era una cinta que daba la dama al galán. || meter en ~. fr. Pint. Sentar los colores y tintas de una pintura. || mudar alguien de ~. fr. coloq. Alterarse, mostrándolo en un cambio del rostro. || no haber ~. expr. No admitir comparación algo con otra cosa que es mucho mejor. || perder el ~. fr. coloq. Decaer el color natural, o deslucirlo. || pintar algo con negros ~es. fr. Considerarlo melancólicamente o con un aspecto negativo. || ponerse alguien de mil ~es. fr. coloq. Mudársele el color del rostro por vergüenza o cólera reprimida. || robar el ~. fr. Hacer perder el color. || sacarle a alguien los ~es, o sacarle los ~es a la cara, o al rostro. frs. Sonrojarle, avergonzarle. || salirle a alguien los ~es, o salirle los ~es a la cara, o al rostro. frs. Ponerse colorado de vergüenza. || so ~. loc. adv. Con, o bajo, pretexto. || tener ~. fr. coloq. haber color. || tomar ~. fr. Dicho de algunos frutos y, por ext., de otras cosas: Empezar a madurar. || tomar algo el ~. fr. Teñirse o impregnarse bien de él. || un ~ se le iba y otro se le venía. expr. coloq. Denota la turbación de ánimo. || ver de ~ de rosa algo. fr. coloq. Considerarlo de un modo halagüeño. □ V. degradación de ~, escalera de ~, lápiz de ~, pez de ~es, vidriera de ~es.
El color destaca su presencia cotidiana en todo lo que rodea al hombre, se prodiga tanto en los objetos de creación humana como en la naturaleza.
Desde las etapas más tempranas de la cultura humana el hombre hizo uso consciente y variado del color, lo aplicó sobre las superficies rocosas de las cavernas e incluso, sobre su propia piel. Los servicios que el color ha brindado recorren una amplia gama de funciones, desde cubrir la superficie de un objeto, hasta representar simbólicamente una idea o un concepto.
En todos los tiempos y pueblos de la tierra se ha evidenciado lo mucho que los colores han fijado la atención del hombre. El salvaje pinta su cuerpo y armas con los colores más vivos que tiene a mano, utiliza las plumas de más brillantes matices y se desvive por las piedras preciosas y metales relucientes. Todos los pueblos, desde las edades más remotas, han procurado una vez establecidos en una región adornar con colores apropiados sus templos y sus monumentos.
Hoy maravillan todavía los prodigios que en este arte decorativo realizaron los asirios y babilonios, y sobre todo los egipcios. Sorprende los numerosos productos colorantes que conocían y su habilísima manera de prepararlos para darles viveza, realce y hacerlos inalterables. Los egipcios conocían una técnica llamada de mordiente, a través de la cual conseguían teñir un tejido con matices diferentes empleando una misma materia colorante.
Muchos de estos secretos de la antigüedad se han perdido, y hoy día no se saben preparar muchísimos de los tintes que para la decoración de las piedras, mosaicos y tejidos usaron los antiguos, como no se conocen las maneras que tenían de preparar muchos de sus brillantísimos colores los antiguos mexicanos y peruanos.
Muchas de estas materias colorantes llegan a alcanzar una fama imperecedera, cual sucedió en la célebre púrpura de Tino, cuya verdadera preparación hoy se desconoce, se sabe únicamente que las había de varias especies y que procedían de materias colorantes suministradas por ciertos moluscos, es muy probable que entrasen también en la preparación algunas sustancias vegetales.
El número de productos colorantes que los antiguos conocían y preparaban eran, sí se han de crear ciertas relaciones, muy superior a los que actualmente se emplean, a pesar de los grandes progresos que las industrias ofrecen.
Entre las materias colorantes más antiguamente empleadas figura el bermellón, el Minio del cual cita el químico Plinio dos especies, el hysginum que era probablemente la hierba pastel, el indicum o indigo [añil], la orchilla, citado por Teófrasto y cuyo uso no se conoció en la Europa Occidental hasta 1300 que la introdujo Federico Oricellai; los carbonatos y acetatos de cobre, el azul de Alejandría, que era también un ácido cuprido, la cochinilla, y con la cual obtenían los Griegos y árabes preciosos matices de escarlata, y que no fue conocida, sin embargo, por los europeos de occidente hasta la época de Carlos I de España.
El Arte decorativo egipcio cuenta por muchos centenarios de diversos productos colorantes que empleaban, muchos de los cuales conservaban los griegos, y más de 300.000 matices diferentes se dice que pueden distinguirse en los mosaicos romanos.
El Arte Árabe ofrece ejemplares que solo pueden imitarse aproximadamente pero de ningún modo igualar en brillo y en fijeza. Pinturas pompeyanas existen donde se conservan prodigiosamente los colores.
Es de notar que de los colores que se utilizaron en la antigüedad, solo han podido llegar hasta nuestros días los referentes a la decoración de las piedras, de cerámica etcétera, habiendo perdido los empleados en los vestidos, madera etc.
Los objetos de esta clase más antiguo que se conocen no se remontan a más de diez o doce siglos, pero ya se advierten, sin embargo en ellos notables diferencias con la actualidad.
El descubrimiento de América y las mayores facilidades para la comunicación con las indias orientales dieron a Europa muchas materias colorantes, especialmente de origen vegetal. En el siglo XVI se descubrió el azul cobalto, en el siglo XVIII el azul Prusia, y por último en el siglo XIX los materiales colorantes llamados artificiales, derivados del alquitrán de la hulla que superan en riqueza y brillantes de matices a todos los conocidos anteriormente. En el siglo XX con el adelanto de la ciencia y la técnica se han descubierto nuevos colorantes resistentes al agua y al medio ambiente utilizado en técnicas como el óleo, la acuarela, el guache, y el acrílico descubierto en los finales de la primera mitad del siglo XX y otro materiales plásticos y sintéticos que ayudan a la creación y ejecución de las diferentes obras por parte de los artistas.
Difícil es poder decir los medios empleados por los antiguos para sus pinturas a simple vista sin un análisis científico de la obra. En la antigüedad los términos artes y ciencia se veían como dos términos opuestos en la actualidad se estrechan para vincularse y utilizar la ciencia al servicio del arte. Técnicas como la prueba del alcohol, la aguja hipodérmica, los rayos x, rayos infrarrojos y el micro fluorescencia x permiten descubrir, circunscribir y fotografiar las restauraciones, investigar las técnicas del artista y su época, no solo para analizar los materiales sino captar la característica de su envejecimiento.
En las pinturas góticas de una finura extremada, nunca se encuentran las huellas del pincel; muy al contrario, los retablos presentan siempre una superficie tersa y lisa que parece un esmalte. Esto viene a probar que no empleaban los pintores artista de aquellos siglos el aceite de linaza fresco y fluido, como hoy se emplea, sino que ante era espesado, ya por medio de mezclas resinosas, ya por una cocción análoga a lo que se verifica en el siglo XIX para preparar los aceites para las tintas de imprentas. Los pigmentos de los cuadros de cinco siglos anteriores al actual se ven hoy inalterables y brillantes, debido, al cuidado que tenían en escoger los materiales colorantes puros y los aceites en su grado extremo de pureza, sino también a los barnices con que cubrían los retablos y telas, no es de extrañar que tal cuidado tuviera en elección de los materiales pictóricos cuando preferían a la tela la madera de roble o peral bien escogida y preparada de antemano. Los antiguos casi nunca mezclaban colores heterogéneos por el temor de que se alterasen al contacto uno con otro. Solo por necesidad extrema sé veían obligados a hacer algunas mezclas.
En las antiguas pinturas y entre estas las mejores se notan siempre una diferencia con las modernas, y es que el grueso de color es casi inapreciable, cuando en estos días la pintura llega a formar sobre la tela algunos milímetros de espesor. Esto exigía o una gran habilidad del pintor, que de una vez debían dejar ya las tintas en el estado deseado, o bien una preparación previa del cuadro por medio de un lavado con los colores a la acuarela.
Por los demás, los colores han tenidos siempre su significado particular:
En la antigüedad el verde, el rojo, el azul y el blanco representaban simbólicamente los cuatros elementos, o sea, por su orden respectivo, la tierra, el fuego, el agua y el aire. También expresaban las cuatros estaciones.
El amarillo servía de emblema a las razas serviles y degradadas, por lo que con dicho color se pintaban las habitaciones de los esclavos. En la estatuaria emplearon colores alegóricos: así como a Júpiter se le vestía de rojo, a Neptuno de verde, etc.
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