sábado, 16 de septiembre de 2023

¿Quién es Parramón?

 

El español más traducido del mundo después de Cervantes es un artista barcelonés que enseñaba a dibujar. Murió en 2002 en el anonimato
Hay un autor español al que han leído en otros idiomas más que a Lorca, más que a Neruda, más que a Cortázar y más que a Manuel Vázquez Montalbán y usted hasta ahora desconocía su nombre. En el sexto puesto de los autores en castellano más traducidos a otros idiomas está José María Parramón Vilasaló y es obviamente un desconocido. Nació en 1919 en un pueblo de montaña en Barcelona y en realidad le gustaba pintar. Esta es la historia de este misterioso hombre, dueño de una de las carambolas más curiosas de la industria editorial española.
José María Parramón puso en la calle medio centenar de libros de arte y de algunos de ellos, como 'La pintura al óleo', llegó a vender dos millones y medio de copias, pero nunca se planteó que ahí estaba su futuro. Mezcló curiosidad, casualidad y talento. Su padre era propietario de un horno de pan, pero cuando era un chaval ya se dieron cuenta de que tenía talento con los lapiceros. Con 12 años entró a trabajar como chico de los recados en una tienda de la plaza de Sant Jaume de la Ciudad Condal, lo que le permitió pagarse unos estudios mínimos de diseño: Parramón se hizo grafista. En los años 30 le dieron el premio Barcelona de Pintura, pero llegó la Guerra Civil y lo llamaron a filas. En la batalla del Ebro, mientras cruzaba un puente, le pegaron un tiro en la rodilla y regresó a casa.
Era un tipo emprendedor. Clara, su hija, recuerda el estudio de dibujo que montó en casa. Con un compañero que tenía una imprenta comenzó a diseñar cursos por correspondencia de varias materias: estaba convencido de que se podía enseñar a pintar «a todo el mundo», recuerda Clara. El arte siguió siendo su pasión y todo lo demás una forma de ganarse la vida. En los años 60 montó Parramón Ediciones y decidió transformar sus cursos en libros con lecciones de dibujo. «Al principio los leían sus alumnos, pero pronto funcionó el boca a boca porque eran buenos y fue vendiendo cada vez más», cuenta su hijo Josep María, que lo acompañó en aquella aventura. En la editorial, el abuelo llevaba las cuentas y todo era «muy de andar por casa». Parramón era además profesor de Publicidad en la Escuela Massana de Barcelona, una de las primeras en impartir estas materias. También se embarcó en la edición de libros infantiles.
En los años 70 decidió dar otro pasito y montó un puesto en la feria del libro de Francfort, donde comenzó a vender los derechos de sus obras. Después se dio cuenta de que era mejor publicarlas en España y, sobre todo, más barato. Así que decidió comercializar los libros ya impresos. «Se vendían como caracoles». De esta forma llenó el mundo de gente que aprendía a pintar con sus obras', pero lo que realmente le gustaba era salir a la calle y retratar paisajes los fines de semana. «Iba y venía en el día, para no gastar mucho», recuerda su hija.
Éxito y números rojos
Luego llegaría el salto a Latinoamérica, donde vendía mucho pero cobraba poco. Un impago lo dejó colgando del alero de la bancarrota. Le iba bien, pero nunca consiguió recuperarse del golpe. Su hijo Josep María trabajaba con él y recuerda cómo el fundador ni siquiera cobraba los derechos de autor. «Le parecía imposible. No se hizo inmensamente rico. No era un hombre de finanzas».
Josep María abrió otra línea editorial y puso en las librerías 'Érase una vez el cuerpo humano', el mayor éxito de la historia de los coleccionables. Una compañía colombiana adquirió la mayor parte de la empresa y a partir de entonces el imperio comenzó a desdibujarse. Hoy, en Parramón Ediciones no tienen contacto con la familia: pertenece a Paidotribo, pero los libros del hombre más leído en el extranjero que Lorca o Neruda se siguen vendiendo
La jubilación no le dio para un yate ni una casa en Suiza, pero aprovechó para seguir tirando de pincel y organizar muestras con sus obras. Era, al fin, lo que siempre quiso ser. José María Parramón murió en 2002 en el anonimato, donde ya ha dejado de estar.




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